Albert Serra, sacudida desde el Pacífico

FILMS DU LOSANGE | Dos actores autóctonos y Benoît Magimel, alto comisario de la República en la Polinesia, en <em>Pacifiction</em>, de Albert Serra
FILMS DU LOSANGE | Dos actores autóctonos y Benoît Magimel, alto comisario de la República en la Polinesia, en Pacifiction, de Albert Serra

VICENÇ BATALLA. Cuando algunos lean este artículo, quizás ya se sabrá si el catalán Albert Serra se ha llevado algún premio (ceremonia el 28 de mayo, al atardecer) con Pacifiction, película con la cual participaba por primera vez en competición oficial tras haber pasado por otras secciones paralelas del Festival de Cannes. Si hacemos caso a algunos de los medios referentes en Francia (Libération, Le Monde, Les Inrockuptibles… ), incluso merecería la Palma de Oro. Con todo este ruido de fondo, es posible que el jurado le acabe otorgando alguno de los galardones. ¿Por qué no el de mejor interpretación para el francés Benoît Magimel, que encarna magistralmente con su cuerpo y dicción el malestar de esta epopeya en Tahití? Nosotros, en nuestro caso, pese a un comienzo un poco lento, acabamos fascinados por las imágenes, dimensión y osadía de este film-mundo que habla de un poder en la Polinesia en decadencia pero cuestionando, a la vez, lo que ofrece el cine como solución.

La historia empieza con la llegada del alto comisario para la Polinesia francesa en Tahití, De Roller, que interpreta Magimel con unas gafas de sol transparentes que no se quita nunca. Se sucederán una serie de reuniones con los responsables de la administración local, hablando con la lengua del archipiélago, del almirante que dirige el ejército y que niega que se tengan que retomar los ensayos nucleares en Mururoa, de alcaldes caciques en otras islas que esperan ser reelegidos, del movimiento independentista que se siente traicionado y avisa de que irán al combate, de la discoteca por la noche con música hawaiana y camareros y camareras con la ropa justa y que dirige un Sergi López casi mudo y un Lluís Serrat venido de Banyoles que no falla nunca en las películas del Serra…

Es verdad que algunas de estas conversaciones, en buena parte improvisadas cómo es a menudo el caso con el realizador, se hacen largas al principio. Sobre todo la de un empresario portugués demasiado ebrio. Y esto hará que la cinta dure dos horas y tres cuartos. Pero, a medida que pase el tiempo, iremos entrando en la misma espesura extasiante que el alto comisario, que se deja llevar por una relación con Shanna (Pahoa Mahagafanau), una Mahu como se denomina a los transexuales en la región. Y, además del clima y los paisajes tropicales, es la discoteca donde las escenas se confundirán más con una iluminación y unos cuerpos en estado letárgico. Y donde encontraremos también a una escritora de éxito (Cécile Guilbert), que pincha techno minimalista desnuda de cintura para arriba, y la inseparable Montse Triola, productora desde el primer día de Andergraun Films, participando en las fiestas nocturnas.

El aspecto fantasmagórico de ‘Pacifiction’, según el autor

VICENÇ BATALLA | El realizador Albert Serra y el actor Benoît Magimel, en la rueda de prensa del Festival de Cannes por <em>Pacifiction</em>
VICENÇ BATALLA | El realizador Albert Serra y el actor Benoît Magimel, en la rueda de prensa del Festival de Cannes por Pacifiction

“En la película, hay un aspecto artificial bastante pronunciado”, nos respondió en francés Serra a una pregunta nuestra en la rueda de prensa. “Un aspecto improbable, en la relación amorosa. Benoît Magimel como político, también tiene un aspecto improbable. Es esto lo que, a mí, me gusta. Que la película sea una fantasía, evidentemente con ciertas observaciones humanas, bastante agudas e interesantes todo sea dicho, sobre la actualidad de los temas contemporáneos”. Una alusión que hace el realizador antes de volver a la idea enunciada: “Todo ello en este cuadro de fantasía del cine donde todo es posible. ¡Porque creemos en ello! Es quizás una de las características de mi estilo, con la interpretación genial de Benoît, que es muy orgánico, muy imprevisible. Yo intento siempre rehuir los clichés”.

A su lado, Magimel confirma esta forma de trabajar del bañolense. “Los métodos de Albert son completamente diferentes de los que yo estoy acostumbrado a hacer. Del de otros cineastas, en general. En este sentido, tenemos una total libertad, una libertad increíble”. Y el actor pone como ejemplo que una vez el director le dijo que podía entrar en escena cuando quisiera. “Tenía tiempo de pegar un bocado, de tomar una copa y, aparecer, cuando yo sintiera que era necesario”, recuerda. “¡Es realmente extraordinario! Te da todo el desparpajo posible. Y, una vez que se ha hablado del personaje, todo es muy simple”.

Vistas las alabanzas de la prensa más afilada de aquí, podríamos afirmar que Serra ha sido adoptado por los franceses (¡y es que Libération ha titulado una entrevista suya como Prince Albert!). A nuestra observación, él responde con su habitual despreocupación. “Yo voy allí donde me quieran adoptar o donde alguien me quiera y desee trabajar conmigo. Quiero a todo el mundo que me quiere”, manifestó con risas de la sala. “Para la producción de estos films de autor, hay una tradición más fuerte y natural en Francia donde lo saben apreciar”.

Un rodaje bajo la covid y la voz de los tahitianos

VICENÇ BATALLA | Pahoa Mahagafanau, que interpreta el rol de Shannah, y el director Albert Serra hablando de <em>Pacifiction</em>
VICENÇ BATALLA | Pahoa Mahagafanau, que interpreta el rol de Shannah, y el director Albert Serra hablando de Pacifiction

Pese a esta duración de 160 minutos, había hasta 540 horas de grabación. Y aunque se produjeran algunos problemas con la espectacular demostración de lanchas surcando por las oleadas gigantes, esta escena se pudo salvar. ¿Hubo otros accidentes durante el rodaje?, le preguntamos: “Hubo muchos. Pero, al final, la fabricación, los accidentes o el azar están para que sirvan a la película”. Y, entonces, se acuerda de que rodaron en pleno confinamiento de la covid: “A nosotros nos permitían filmar, pero en la ciudad había un confinamiento total. Y es verdad que esto le da a la cinta un aspecto espectral, fantasmagórico. No había casi nadie en la calle. Es por este motivo que no se ve mucho ambiente. Pero es una cosa que también forma parte de la película. No me gusta cuando es muy social, hay mucha gente, hay realidades. Creo que esto rompe un poco la fantasía. Hace soñar menos”.

Y aquí llega un momento, en la rueda de prensa, en que surge el tema delicado de las relaciones post-coloniales de Francia con este territorio de ultramar. No esconden que la discusión estuvo presente durante todo el rodaje. Y que Magimel habló mucho de ello con Matahi Pambrun, que hace el papel de uno de los rebeldes. La discusión empezaba antes y se proyectaba después en los diálogos en las escenas de forma espontánea. Cuando le preguntamos a Matahi si este tipo de cine se puede ver en un lugar como Tahití, descubrimos que la verdadera influencia cultural y de vida es la americana. “Vivimos en un sistema muy americano, de coches, de cine, de Hollywood”, nos dice. “Nosotros somos ‘Superman’, Marvel y compañía. Nos falta mucho este otro tipo de películas artísticas… El sistema político y social está muy dictado por la iglesia. Los católicos y los protestantes siempre tienen la última palabra sobre a lo que la población puede acceder. Sea para abrir un casino, una discoteca, publicar una canción o estrenar un film”.

Puede imaginarse, por lo tanto, el zarandeo que pueda producir Pacifiction (Tourment sur les îles/Tormento en las islas, como subtítulo) en el interior o el exterior del archipiélago teniendo en cuenta que es alguien no francés quien lo presenta en Cannes. La intensidad sísmica que pueda generar a nivel cinematográfico sobre algunos temas tabúes y sobre una forma fílmica que crea controversia. En el pase oficial con el equipo en el Gran Teatro Lumière, entre una tercera y una cuarta parte de los espectadores se fueron. Pero los que se quedaron aplaudieron al acabar efusivamente en un auditorio donde estaba tanto el ministro de Cultura español, Miquel Iceta, como la consejera catalana, Natàlia Garriga. En Francia, el distribuidor es Les Films de Losange, esperando todavía fecha de salida, mientras que en España no se sabe de momento quién se hará cargo.

‘As bestas’, de Rodrigo Sorogoyen

LE PACTE | Denis Menochet y Marina Foïs, en <em>As Bestas</em>, de Rodrigo Sorogoyen
LE PACTE | Denis Menochet y Marina Foïs, en As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen

En una jornada donde el cine español tenía un especial protagonismo, Rodrigo Sorogoyen presentó fuera de concurso As bestas (Las bestias, que en Francia se estrena el 20 de julio), título gallego de un film realizado en unas montañas de Orense con los actores franceses Marina Foïs y Denis Menochet. Estos dos personajes principales han ido a cultivar agricultura biológica y se encuentran confrontados con dos hermanos de la casa de al lado que les hacen la vida imposible porque la pareja no ha querido firmar un contrato para la instalación de eólicas en el municipio, que aportaría una importante suma de dinero. El choque entre estos recién llegados de mayor nivel intelectual y la gente del pueblo que no entrevé otra salida laboral ni poder formar nuevas familias se traduce en un thriller rural que tiene la virtud de unos diálogos jugosos, pese a dar una imagen a veces demasiado esquematizada de las dos partes. No es el cine que le interesa a Albert Serra, pero también tiene recorrido en el país vecino.

* Todas las crónicas del Festival de Cannes 2022

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