RAFAEL VALLBONA. Heredera por vocación y méritos de la mítica La Cua de Palla, la colección de novela negra en catalán Crims.cat, editada por Alrevés y dirigida por Àlex Martín, llega a los primeros cincuenta títulos y se acerca al número total de su maestra.
En verano de 2011 recibí una convocatoria intrigante. Unos editores a los que no conocía me citaban a media tarde en un bar de la Barceloneta, estaban decididos a poner en marcha una colección de novela negra en catalán y querían conocer mi opinión. Yo leo este tipo de novelas sospechosas desde hace años; como siempre me han atraído las cosas mal vistas (y de joven la novela negra lo estaba mucho entre los militantes comunistas), pues me enganché. Pero de aquí a consultarme sobre la viabilidad de una Série noire catalana, no sé; todo ello me hacía pensar que aquella cita a ciegas olía a chamusquina.
A la hora en punto estaba en el lugar convenido. Como había conocidos y saludados, pensé que dejarse embaucar colectivamente siempre es más ligero de digerir. Me invitaron a una caña, y después a otra; hacía mucho calor. Hablábamos de escritores de aquí y de fuera. Había auténticos sabios en la materia que no paraban de decir nombres que eran recibidos con aclamación. Yo la mayoría no los había oído nombrar en mi vida. Pero los editores estaban dispuestos a llevar adelante el proyecto, e insistían en que contaban conmigo. Sudaba mientras buscaba con la mirada las posibilidades que tenía de huir de allí indemne, empujando alguno de aquellos tipos que bebían cerveza y hacía bromas intelectuales que no entendía, y corriendo hacia la playa para mezclarme entre la multitud de turistas. Pero no había escapatoria. Me preparé para lo peor: eso no podía acabar bien de ninguna de las maneras.
Ya hace nueve años de aquella calurosa tarde. A la colección le pusieron Crims.cat; ahora acaban de publicar el título que hace cincuenta, y la cosa no tiene pinta de detenerse.
La Cua.cat
El año 1963 Manuel de Pedrolo se atrevió a publicar en catalán Sébastien Japrisot, que acababa de ganar el Grand Prix de Littérature Policière; autores contemporáneos que comenzaban a ser muy conocidos como Patricia Highsmith, Stanley Ellin, John le Carré o Margaret Millar; y clásicos del género inéditos en catalán como Dashiell Hammett, Raymond Chandler o James M. Cain. Con formato de libro de bolsillo y un diseño radicalmente pop y moderno de Jordi Fornas, aquel fue el corpus fundacional de La Cua de Palla, que llegó a 71 títulos antes de desaparecer en 1970. Once años después, las selecciones de la Cua de Palla editaron 159 títulos en dos etapas. La segunda, dirigida por Xavier Coma, es todavía hoy una de las mejores colecciones de novela negra norteamericana que se han publicado nunca en Europa (con permiso de Gallimard, eso sí).
Dieciséis años después, Crims.cat rebuscó entre el legado de La Cua y tomó lo que consideraba más sostenible editorialmente. Así decidió publicar autores nunca traducidos al catalán (eso que ha hecho eterna a La Cua de Pedrolo) y escritores catalanes (eso que Pedrolo no vio claro). El reto no era fácil, lo sencillo era darse el gran batacazo.
En Crims.cat han publicado franceses como Sandrine Collette (Grand Prix de Littérature Policière 2013), François Thomazeau, Dominique Manotti y Marie Vindy; italianos como Massimo Carlotto y Flavio Soriga; o el portugués Mario Zambujal. Y a su lado, autores catalanes como Agustí Vehí, que da nombre al premio que hace la colección en su memoria; Sebastià Bennasar, príncipe de la nueva negrura catalana; Teresa Solana, Jordi de Manuel, Xavier Aliaga, Lluís Llort o Susana Hernández, rescatada del castellano, entre muchos otros. Y poniendo en valor a estos nombres actuales, Andreu Martín y Manuel de Pedrolo. Este es el edificio sobre el que Crims.cat se sostiene nueve años después de aquella tarde en la Barceloneta, cuando unos cuantos sabios decidieron que ya estaba bien de lamentarse por la falta de una colección que normalizara el género.
Àlex Martín, un tipo sospechoso
El director de la colección es Àlex Martín, uno de los tipos que no paraban de citar autores extranjeros mientras bebían a morro birras en la Barceloneta, y a quien, hasta aquel día, no tenía el gusto de conocer. Como que ya se veía que le iba esto de hablar por los codos sobre novela negra, el número 50 de la cole lo firma él: Escrits policíacs, de La Cua de Palla a Crims.cat, se llama.
El libro no pretende ser un manifiesto, ni una demostración de quien la tiene más larga (un hecho lamentable en tantos profesores universitarios), es un collage de artículos, textos y especulaciones literarias y sociológicas cocinado con tacto e inteligencia, como todo lo que hace este individuo, que se lee con el mismo placer que una novela, y que dice y argumenta con claridad que la novela negra es un género tan propio de la literatura catalana com los versos de Carner (a quien le gustaban este tipo de novelas).
Àlex Martín (Barcelona 1974) es doctor en lengua y literatura catalana en la Universidad de Salamanca. Cómo fue a parar ahí no es de nuestra incumbencia, pero allí se doctoró con una tesis sobre novela negra catalana, organiza un exitoso congreso de novela y cine negro junto a Javier Sánchez Zapatero, y tiene el apoyo intelectual e institucional que aquí no encontró para investigar sobre el tema y publicar sabios ensayos sobre el género y sus pioneros: Rafael Tasis, Manuel de Pedrolo, Jaume Fuster y otros como Catalana i criminal -con Adolf Piquer- o La Cua de Palla, retrat en groc i negre -con Jordi Canal-. Precisamente ahora tiene un asunto a medias con este último, Trets per totes bandes, un estudio poco canónico sobre la época clásica de la novela negra y policíaca de la que han publicado ya el primer volumen.
“Somos un país un poco extraño” me explicaba Àlex un día que fui a Salamanca a comer jamón con la excusa de visitarlo. “Aquí la novela policíaca ha costado mucho de introducir. El año 1947 Tasis ya defendía en la ‘Revista de Catalunya’ que este género era mucho más que un mero entretenimiento, que tenía unas posibilidades brutales de explicar lo que pasaba en nuestra sociedad y, sobre todo, de hacer una radiografía de la ciudad de Barcelona com lo habían hecho Balzac en París y Dickens en Londres. Él creía que el género tenía unas enormes posibilidades de éxito en Cataluña. Primero porque, desde la vertiente de entretenimiento, ayudaría a ampliar el número de lectores, que aún hoy es el problema principal del catalán, y segundo porque era una literatura que nos podía enseñar muchas cosas de nuestra propia sociedad. Defender esta idea en la ‘Revista de Catalunya’ hace sesenta cuatro años, cuando la novela policíaca era considerada una literatura de segunda, y cuando ningún intelectual se atrevía a confesar su afición al género, era osado”.
Rafael Tasis es el patriarca de la novela criminal en Cataluña. Manuel de Pedrolo el padre, Jaume Fuster el hijo, y toda la retahíla de autores que hoy publican en Crims.cat. y otras colecciones que han surgido, los nietos perdidos en la diáspora literaria de una cultura a menudo demasiado modosa. “Somos lo que somos gracias a los que creyeron en este género”, asegura Martín.
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