Imágenes contra la propaganda

EVGENIY MALOLETKA/ASSOCIATED PRESS | Una mujer delante de un camión de bomberos destruido por tiros de obús, durante el sitio de Mariúpol por parte del ejército ruso, el pasado 10 de marzo
EVGENIY MALOLETKA/ASSOCIATED PRESS | Una mujer delante de un camión de bomberos destruido por tiros de obús, durante el sitio de Mariúpol por parte del ejército ruso, el pasado 10 de marzo

VICENÇ BATALLA. Las guerras, en Europa y en todo el mundo, se sufren no solo a causa de las armas sino también por la propaganda de cada bando. El hecho que haya periodistas y fotoperiodistas sobre el terreno, independientes de las filas oficiales, permite acceder a una información real de lo que está pasando, a pesar del riesgo que corren los que se aventuran en ello. Desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó la criminal invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero, han muerto ocho periodistas escritos y visuales en esta conflagración bélica a fecha de 24 de agosto. Una veintena desde que el conflicto estalló en 2014 en el Dombás. Lo recuerda el director del festival Visa pour la Image de Perpiñán, Jean-François Leroy, en su editorial de esta edición (27 de agosto-11 de septiembre). Gracias al equipo de investigación visual del The New York Times, existe la prueba de la masacre de Bucha, al noroeste de Kíiv, por parte del ejercito de Rusia. Pero es el mismo equipo quien ha demostrado, verificando la autenticidad de un video, que soldados ucranianos también pueden ejecutar a prisioneros rusos.

Este es el trabajo del fotoperiodismo y de un festival como el Visa que, evidentemente, está encabezado este año por la guerra de Ucrania, pero que no olvida los otros conflictos en el mundo que pueden quedar sepultados. El mismo Leroy se refiere a la decena de periodistas muertos en México desde principios de año o el asesinato, según las pruebas y los testigos, por parte de un soldado israelí de la palestina Shireen Abu Akleh cuando trabajaba para la televisión Al Jazeera. Más de veinte exposiciones dan testimonio del estado del planeta, con algunas imágenes más ligeras, pero sin olvidar otro tipo de catástrofe, la del cambio climático. Y una especial incidencia en los océanos, que son un indicador de nuestro futuro.

DANIEL BEREHULAK/NEW YORK TIMES/MAPS | Tatiana Petrovna, una amiga de la familia, descubre los cuerpos de Serhiy, de su cuñado Roman y de un desconocido, muertos por soldados rusos, delante de su casa en Bucha, en el noroeste de Kíiv, el pasado 4 de abril
DANIEL BEREHULAK/NEW YORK TIMES/MAPS | Tatiana Petrovna, una amiga de la familia, descubre los cuerpos de Serhiy, de su cuñado Roman y de un desconocido, muertos por soldados rusos, delante de su casa en Bucha, en el noroeste de Kíiv, el pasado 4 de abril

“Durante más de quince días, fueron el único medio de comunicación internacional presente en la ciudad, los únicos periodistas en medida de transmitir videos y fotos al mundo exterior”, se lee en la presentación de la exposición Mariúpol, Ucrania, a cargo de los fotógrafos Mstyslav Chernov y Evgeniy Maloletka (ganador del Visa de Oro News 2022) para la agencia Associated Press (AP) sobre su trabajo documental del asedio en esta estratégica población del mar Negro que acabó cayendo en manos rusas el 20 de mayo.

“Se encontraban allí cuando se produjeron los bombardeos en la maternidad… Se encontraban allí cuando hombres armados empezaron a recorrer la ciudad para perseguir a todos aquellos que pudieran probar que la versión de Rusia era falsa”, se relata en el texto. En este sentido, la embajada de Rusia en Londres publicó las fotos de AP rayadas con la palabra FAKE. Y, en el Consejo de Seguridad de la ONU, un alto diplomático ruso exhibió las imágenes de la maternidad afirmando que no eran auténticas. Estas imágenes mostraban la historia de bebés, adolescentes, mujeres, enterrados en fosas comunes porque no había tiempo de otras cosa antes del siguiente ataque.

LUCAS BARIOULET/LE MONDE | Personas que huyeron de los combates hacia el este de Ucrania comiendo en el monasterio ortodoxo de la Resurrección, en Lviv, el pasado 11 de marzo
LUCAS BARIOULET/LE MONDE | Personas que huyeron de los combates hacia el este de Ucrania comiendo en el monasterio ortodoxo de la Resurrección, en Lviv, el pasado 11 de marzo

Los dos fotógrafos ucranianos acabaron huyendo porque los mismos habitantes de Mariúpol les pedían que no se quedaran por el riesgo que los atraparan y, así, no poder mostrar lo que estaba pasando. “¡Enseñad esto a Putin!”, les gritó mirando fijo a la cámara un médico que llevaba a una niña de seis años en pijama al hospital llena de sangre y a quien intentaba reanimar. Chernov y Maloletka consiguieron huir con las imágenes. El primero es de Járkov, el segundo de Berdiansk; la primera ciudad sigue siendo bombardea por Rusia, la segunda fue ocupada solo empezar la guerra.

Las escenas que muestra Daniel Berehulak en Тут жили люди Hay gente que vivía aquí, su exposición sobre la masacre de Bucha para el diario The New York Times y la agencia MAPS, son igual de estremecedoras. La inscripción люди, que quiere decir gente, era para advertir de que los que vivían allí eran civiles. Cuando a principios de abril, las fuerzas ucranianas consiguieron liberar Bucha, se encontraron con este panorama desolador y Berehulak, australiano de origen ucraniano, pasó semanas documentándolo. “Cuerpos de civiles por todas partes, en las calles, en los jardines, en los sótanos y en los salones; algunos con una bala en la cabeza, otros con las manos atadas a la espalda”, se detalla en el texto aludiendo también a las mujeres que fueron violadas y a “las secuelas psicológicas de los supervivientes”.

SERGEI SUPINSKY/AFP | Una sesión de entrenamiento de civiles en una fábrica abandonada de Kíiv con kalachnikovs de madera, el pasado 30 de enero, antes de que se produjera la invasión de Rusia
SERGEI SUPINSKY/AFP | Una sesión de entrenamiento de civiles en una fábrica abandonada de Kíiv con kalachnikovs de madera, el pasado 30 de enero, antes de que se produjera la invasión de Rusia

Desde del punto de vista de estas consecuencias, el francés Lucas Barioulet para el diario Le Monde presenta el reportaje Ucrania: la guerra diaria, sobre el día a día de la población bajo el clima de guerra y que ha merecido el Visa de Oro de la Ciudad de Perpiñán Rémi Ochlik 2022. “Una vida en escondrijos bajo tierra o en vagones repletos, marcada por las sirenas, donde la muerte viene del cielo”, explica el mismo Barioulet, que ha ido de Lviv a Kíiv, pasando por Borodianka. “Está la espera, el aburrimiento, el miedo, la duda, la absurdidad, la vida, la muerte… Las imágenes solo representan, en definitiva, fracciones de segundo de lo cotidiano sobre el terreno, donde la guerra en su caso está presente en permanencia”.

De contexto histórico pero sin olvidar imágenes recientes, es Ucrania, de la independencia a la guerra, de Sergei Supinsky, un veterano fotoperiodista ucraniano que desde hace tres décadas ilustra para la Agencia France Presse (AFP) los convulsos cambios de este país que tiene que ganarse su soberanía vertiendo sangre. El redactor jefe Europa de la AFP, Karim Talbi, explica cómo ha sido su trabajo estos últimos seis meses: “Supinsky está a pie de obra para mostrar las primeras destrucciones causadas por los bombardeos rusos. Al día siguiente, está al norte y este de la ciudad donde tiene lugar la batalla de Kíiv. Sus fotos dan testimonio de los primeros soldados rusos muertos intentando tomar Kíiv. Desde entonces, Supinsky no ha parado de fotografiar”.

A última hora, se añadió la exposición Detrás del telón de Z, de la rusa Elena Chernyshova, una visión crítica desde dentro de la guerra de Putin. Esta moscovita que vive en Francia, estaba el 24 de febrero en su ciudad de origen y comenzó a tomar imágenes de la represión del régimen contra los opositores a la guerra, por un lado, y de la militarización de la sociedad rusa con, por ejemplo, el movimiento de jóvenes cadetes del ejército Yunarmiya, creado en 2015, después de la anexión de Crimea y la ocupación del Dombás, y que ya cuenta con más de un millón de chicos y chicas. No hace falta recordar que Z es el símbolo de los soldados rusos en Ucrania y una manera de apoyar la invasión.

Desde la retaguardia

JEAN-CLAUDE COUTAUSSE/LE MONDE | El presidente francés, Emmanuel Macron, recibiendo a su homólogo ruso, Vladímir Putin, en el palacio de Versalles el 29 de mayo de 2017
JEAN-CLAUDE COUTAUSSE/LE MONDE | El presidente francés, Emmanuel Macron, recibiendo a su homólogo ruso, Vladímir Putin, en el palacio de Versalles el 29 de mayo de 2017

Desde las cancillerías, el objetivo de un político tendría que ser el de usar la diplomacia para evitar la guerra. Esto es lo que intentó el presidente francés, Emmanuel Macron, durante su primer quinquenio recibiendo hasta dos veces a su homólogo ruso, Putin, con el resultado final que ya sabemos. El amo del Kremlin había tomado su decisión desde hacía tiempo. El francés Jean-Claude Coutausse lleva cuatro décadas siguiendo entre bastidores el poder y la reacción de sus seguidores, lo que refleja en Baño de masas. Son fotografías de hombres políticos hechas para Le Monde, como antes lo había hecho para Libération. Y una advertencia sobre la estandarización de este ejercicio: “Trabajar para una redacción permite escapar de la presión de los comunicantes, aquellos que hacen del fotoperiodismo político un fotoperiodismo cautivo… Yo fotografío la política para no dejar la comunicación pasar por delante de lo real”.

Y, a veces, estos políticos se lavan las manos, como ha hecho Estados Unidos en Afganistán tras dos décadas en que fueron incapaces de desterrar a los talibanes. Y estos volvieron a recuperar el poder en agosto del año pasado. El australiano Andrew Quilty llegó allí por primera vez en 2013 y, desde entonces, ha visto como el país iba para atrás hasta la toma calamitosa de Kabul. Este desafortunado destino, con los errores que cometieron los mismos norteamericanos, es lo que se ve en El final de una guerra interminable para la agencia Vu’, que se cierra con las escenas de pánico en el aeropuerto de Kabul intentando huir y que se convertirá en libro a finales de año.

La junta birmana también utiliza la violencia para reprimir a la oposición desde el golpe de estado de febrero de 2021, pero esta se ha organizado en el ejército del llamado Gobierno en Exilio y ha unido sus fuerzas a los independentistas del Ejército Karenni en su lucha desde los bosques del Estado de Kayah, en el este del país, que hace frontera con Tailandia. El ítalo-británico Siegfried Modola se ha adentrado en la zona y ha efectuado el reportaje En el corazón de la rebelión birmana, que forma parte de un trabajo de largo recorrido sobre la resistencia del pueblo karenni desde 1947 contra el poder central. De allí, extrae testimonios de jóvenes rebeldes en campos de desplazados.

SIEGFRIED MODOLA | Soldados del Ejército Karenni atravesando el río Salween, en el este de Birmania, el pasado 18 de enero
SIEGFRIED MODOLA | Soldados del Ejército Karenni atravesando el río Salween, en el este de Birmania, el pasado 18 de enero
ANDREW QUILTY/AGENCE VU' | Combatientes talibanes en la sede de la policía de Shahr-e Naw, en el noroeste de Kabul, en agosto de 2021
ANDREW QUILTY/AGENCE VU’ | Combatientes talibanes en la sede de la policía de Shahr-e Naw, en el noroeste de Kabul, en agosto de 2021

Otro veterano de las trincheras, el serbio Goran Tomasevic, del polvorín de los Balcanes a las Primaveras Árabes y la posterior represión en Siria y el fratricidio en Libia, pasando por otros conflictos en Asia y África, presenta Entre guerra y paz, las fotos que ha hecho desde los años noventa para la agencia Reuters. “Hoy en día, demasiado a menudo las palabras esconden la verdad, la fotografía sigue estando del lado de la realidad”, afirma Tomasevic en su introducción añadiendo que “una foto dice la verdad”.

Para hacer evidente el sentimiento de injusticia que se vive en el Líbano, Tamara Saade reúne en Sin descanso las multitudinarias manifestaciones de 2019 contra una casta política corrupta y la posterior demostración de esta nefasta gobernanza con la explosión, en agosto de 2020, de los depósitos de nitrato de amonio almacenados en el puerto de Beirut que causaron 200 muertos, 6.000 heridos y dejaron a 300.000 personas sin casa. “El Líbano ya no es un país en guerra; lo fue y, actualmente, es un país en conflicto, rodeado por la guerra y a merced de actores extranjeros”, define Saade que, pese a la quiebra de su Estado, quiere mantener viva la esperanza y también realiza instalaciones inmersivas para reivindicar su causa.

El coste de las migraciones

SAMEER AL-DOUMY/AFP | Inmigrantes a bordo de una canoa cerca de Calais, en el canal de la Mancha, intentando llegar al Reino Unido desde Francia, el 27 de agosto de 2020
SAMEER AL-DOUMY/AFP | Inmigrantes a bordo de una canoa cerca de Calais, en el canal de la Mancha, intentando llegar al Reino Unido desde Francia, el 27 de agosto de 2020

Los que han vivido en su propia carne la odisea de las migraciones pueden ser los mejores situados para transmitir al resto lo que significa abandonar su hogar para lanzarse a un trayecto con final incierto y que cuenta con las fronteras cada vez más cerradas de la Unión Europea. Lo sabe el sirio Sameer Al-Doumy, que tenía trece años cuando empezaron las protestas contra Bashar al-Ássad y, sin solución de continuidad, se acabó convirtiendo en fotógrafo bajo pseudónimo para la AFP. Su emigración fue regulada, porque desde 2018 trabaja en Francia para la agencia. Pero esto no quiere decir que haya dejado de interesarse por lo que le ocurre a sus compatriotas u otros emigrantes de países en guerra de Oriente Medio. Las rutas de la muerte, un título bastante elocuente, es un reportaje sobre la cada vez más mortífera travesía del canal de la Mancha, desde el puerto de Calais a la vecina Inglaterra.

En noviembre pasado, 27 inmigrantes se ahogaron cuando lo hacían con una de estas precarias barcas neumáticas en que más de 30.000 personas lo intentan cada año arriesgando su vida porque desde el Brexit todavía es más difícil conseguirlo por vías oficiales o colándose por el Eurotúnel. Pagan 3.000 euros por cabeza a sus barqueros, pero más allá del tráfico de personas el fracaso de la política migratoria europea que esto supone está claro. “Se puede temer que, después del Mediterráneo, el canal de la Mancha se  convierta en un nuevo cementerio a cielo abierto”, escribe el mismo Al-Doumy que, con este reportaje, ha obtenido el Visa de Oro Humanitario del Comité Internacional de la Cruz Roja.

SELENE MAGNOLIA | La novia, antes de su boda, en el barrio de Stolipinovo de la ciudad búlgara de Plovdid, en julio de 2020
SELENE MAGNOLIA | La novia, antes de su boda, en el barrio de Stolipinovo de la ciudad búlgara de Plovdid, en julio de 2020

Las discriminaciones en función de los orígenes no hay que irlas a buscar solo fuera de la UE, porque la comunidad gitana es un ejemplo y, especialmente, en Europa del Este. La italiana Selene Magnolia ha hecho una inmersión en el barrio de Stolipinovo de la ciudad búlgara de Plovdiv, en el centro del país, donde viven 80.000 gitanos de origen turco. Desde la caída del régimen comunista, sus habitantes perdieron el trabajo por la privatización de las empresas y han quedado socialmente aislados. Por eso, Magnolia lo encabeza como Zor. En el gueto gitano más grande de Europa. Y las fotos de la italiana reflejan esta miseria, pero también los momentos de fiesta con las bodas que implican a toda la comunidad. No hay que ir tan lejos porque el Convento de las Mínimas, donde se podrá ver la exposición, está al lado del barrio de Sant Jaume de los gitanos de Perpiñán, que también viven al margen del resto de ciudad.

Al otro lado del Atlántico, la venezolana Ana María Arévalo Gosen se ha interesado por la población femenina en las prisiones de su región en Días Eternos: Venezuela, Salvador, Guatemala (2017-2022). “Recordemos que, cuando se encarcela a una mujer, no es solo un individuo quien sufre sino todos los estratos de la sociedad”, reproduce la fotógrafa de una cita de la antropóloga ecuatoriana Lisset Coba. “En el siglo XX, la caza de brujas continúa: a las mujeres excluidas se las sigue castigando”. De entrada, la fotógrafa recuerda que en Venezuela no hay centros de detenciones específicos para mujeres o en El Salvador estos han sido pensados solo para hombres, sin separación por crimen o edad. A menudo, no hay ningún sector reservado para ellas y sus hijos y, en todo caso, cuando estos tienen entre tres y seis años, ya no los pueden guardar más. Ante estas condiciones, lo acaban compartiendo todo con las otras convictas y, de su propio cuerpo, hacen un espacio de resistencia con sus tatuajes. Arévalo Gosen, que actualmente vive en Bilbao, ganó el año pasado con este reportaje el Premio Camille Lepage.

ANA MARÍA ARÉVALO GOSEN | Presidiarias condenadas por formar parte de gangs en Barrio 18, cárcel de mujeres de Ilopango, en el este de San Salvador, en marzo de 2021
ANA MARÍA ARÉVALO GOSEN | Presidiarias condenadas por formar parte de gangs en Barrio 18, cárcel de mujeres de Ilopango, en el este de San Salvador, en marzo de 2021

Desde un punto de vista masculino, el italiano Valerio Bispuri también lleva trabajando desde hace diez años en el proyecto Encerrados en prisiones sudamericanas. En este Visa, sin embargo, presenta el trabajo que comenzó en 2018 en Zambia y Kenia sobre enfermos mentales, a quienes en estos países a menudo se los asocia con demonios, y que después ha continuado en Benín y Togo, con un paréntesis durante la pandemia en una clínica psiquiátrica italiana. Utilizando el blanco y negro, lo ha bautizado como Cámaras del espíritu, dedicado a lo que él denomina las personas invisibles. “Antes de tomar una foto, me espero, intento seguir el tiempo de la persona que tengo ante mí”, detalla Bispuri. “¿Quién es esta persona? ¿Qué siente? ¿Sufre mentalmente?”.

El decano de esta edición es el estadounidense Eugene Richards, ex Magnum y con dieciocho libros de fotografías detrás suyo sobre personajes marginales, los estragos de las drogas, los enfermos mentales, el coste de la guerra o el cáncer de una mujer. Hurgando en su archivo clichés que todavía no había enseñado nunca, también en blanco y negro, ha construido Al margen, que es su mirada personal sobre la humanidad desde que empezó su trabajo a finales de los años sesenta. Ahora, él tiene 78 años. “Me parecía que, a excepción quizás de las fotos de guerra, las imágenes que se publican cada vez son menos naturales, y cada vez más puestas en escena, construidas, en colaboración con los temas”, se queja en la presentación sobre la falta de espontaneidad en estos momentos en el fotoperiodismo fustigando la palabra colaboración.

Pandemias y medio natural

BRENT STIRTON/GETTY IMAGES/NATIONAL GEOGRAPHIC | Con la ayuda de redes por toda la isla, no lejos de Brazzaville, la capital de la República Democrática del Congo, cazadores de murciélagos atrapan hasta 150 al día para vender después en mercados
BRENT STIRTON/GETTY IMAGES/NATIONAL GEOGRAPHIC | Con la ayuda de redes por toda la isla, no lejos de Brazzaville, la capital de la República Democrática del Congo, cazadores de murciélagos atrapan hasta 150 al día para vender después en mercados

La pandemia de la covid todavía no ha desaparecido del todo, y lo que ha demostrado esta crisis sanitaria mundial, que ha sacudido la sociedad, es que la mundialización anuncia nuevos episodios igual de dramáticos. El sudafricano Brent Stirton (ganador del Visa de Oro Magazine 2022) ha ido al corazón de catástrofes como la que acabamos de vivir y de allí saca Carne salvaje: en el origen de las epidemias. Un reportaje igual de angustiante que las guerras porque recorre las llamadas enfermedades zoonóticas, cuando un agente patógeno pasa de un animal salvaje al hombre, como seguramente fue el origen de la covid en China. La carne salvaje es muy apreciada en zonas rurales africanas, porque se considera más sana e incluso es un producto de lujo. Los cazadores la venden en los mercados mas próximos, donde su valor se triplica. Y, de allí, puede ir a parar a la diáspora africana de Europa o al mercado asiático. El epicentro del comercio mundial es la cuenca del Congo, entre Kinshasa y Brazzaville, una megalópolis que no para de crecer.

Stirton, incluso, entra en detalles como que “el 33% de los murciélagos son positivos del virus de Ébola u otras fiebres hemorrágicas virales”. Como alternativa a estas costumbres ancestrales, el fotógrafo, que ha realizado su proyecto de acuerdo con el programa de gestión durable de fauna salvaje de la FAO (la organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura), plantea como alternativa la crianza de carcomas o “la nueva tecnología revolucionaria de la carne ‘in vitro’, que se cultiva completamente en laboratorio y que pronto será autorizada en Estados Unidos y China”. A buen seguro que, todos estos elementos, llamarán la atención en la exposición que el sudafricano ha realizado bajo el paraguas de Getty Images para la revista National Geographic.

GEORGE STEINMETZ | Cabezas de pequeños tiburones se secan en Noadibú, el puerto más grande de Mauritania, para ser exportados en diferentes partes a China y Nigeria
GEORGE STEINMETZ | Cabezas de pequeños tiburones se secan en Noadibú, el puerto más grande de Mauritania, para ser exportados en diferentes partes a China y Nigeria

En otra dimensión, pero también pendiente de la desaparición de especies por la acción del hombre, está La Sexta Extinción, del francés Alain Ernoult. En su exposición, alerta de que “de los ocho millones de especies de animales estimados en el planeta (de los cuales, 5,5 millones son insectos), hasta un millón están amenazados de extinción”. Además, no deja de recordar que los océanos son grandes reguladores del clima y que la contaminación del plancton provoca la asfixia de la fauna, lo que ha creado más de 400 zonas muertas marinas en el mundo. Y añade que los grandes mamíferos (el león, el elefante, el gorila… ) son especies ingenieras para la biodiversidad y, como menos numerosas, también son más vulnerables. Para concienciar y amortiguar un poco la contundencia de estos datos, Ernault explica que su concepto fotográfico “está basado en la transmisión de la emoción”.

Nos hace falta transmisión de emoción cuando afrontamos estos temas para no caer en el pesimismo más absoluto. La manera de denunciar, en este caso, la pesca industrial e indiscriminada del estadounidense George Steinmetz es utilizando imágenes cenitales desde el cielo y, últimamente, ayudándose por drones. Así ha confeccionado Pescas mundiales, en el transcurso de los últimos diez años en nueve países en parte con el apoyo del National Geographic. De esta forma, ha podido retratar flotas internacionales de grandes barcos fábricas que vacían las reservas de peces de los mares. Según estudios científicos, el número de peces pescados es superior en la mitad respecto a las cifras oficiales de la ONU porque los países se autodeclaran estas capturas. Y, así, en 1997 se alcanzó un máximo de 130 millones de toneladas. Desde entonces, se ha bajado a 1,2 millones anuales. Señal de que las reservas de peces salvajes están en caída libre por esta sobreexplotación. 

“La próxima vez que compréis un producto del mar, mirad de saber cómo os ha llegado a vuestro mercado local y recordad que los peces y marisco de cultivo, como por ejemplo el salmón o las gambas, dependen de la pesca salvaje para su alimentación”, avisa Steinmetz del circuito pesquero para acabar de dibujar el cuadro. Como nota algo más optimista, recuerda que también ha descubierto “pescas razonables que explotan de manera específica y de manera más durable”.

MAÉVA BARDY/ FONDATION TARA OCÉAN | La goleta científica Tara navega por el mar de Weddell, en el este de l'Antártida, para recoger muestras de este iceberg y estudiar el impacto de su deshielo en los microbiomas marinos
MAÉVA BARDY/ FONDATION TARA OCÉAN | La goleta científica Tara navega por el mar de Weddell, en el este de l’Antártida, para recoger muestras de este iceberg y estudiar el impacto de su deshielo en los microbiomas marinos

La UNESCO intenta contrarrestar esta sobreexplotación marina con la llamada Década de las Naciones Unidas para las Ciencias Oceánicas al Servicio del Desarrollo Durable (2021-2030). Y, por ello, ha puesto en marcha un proyecto de exploración de los fondos marinos que ha iniciado el fotógrafo submarino francés Alexis Rosenfeld, que llegó a trabajar con el comandante Cousteau. De aquí ha salido un primer reportaje, 1 Ocean, que da a conocer las profundidades marinas más desconocidas, asimismo a través de documentales, “para transformar las conciencias de hoy”.

Como iniciativa de la sociedad civil, la también francesa Maéva Bardy ha documentado la expedición de la goleta Tara en el mar de Wedell, en el este de la península Antártica. La bautizada como misión Microbiomas zarpó a finales de 2020 con el objetivo de estudiar durante dos años estos organismos microscopios todavía mal conocidos. Uno de sus destinos era la Antártida al mismo tiempo para documentar el deshielo de los glaciares, sabiendo que el océano austral es uno de los principales captores de dióxido de carbono que emite la actividad humana. En este sentido, en el mes de marzo pasado, se registraron temperaturas nunca vistas antes en la Antártica. 

La exposición, con la colaboración de Le Figaro Magazine, se titula El doceavo viaje de la goleta Tara y también quiere demostrar que se pueden hacer expediciones “a bordo de veleros menos costosos, menos impacto medioambiental y, a su vez, una mayor ligereza técnica y logística”, según explica el periodista Vincent Jolly. Así lo defiende la Fondation Tara Océan, promovida desde 2003 por la diseñadora de moda Agnès B., que quiere emular a los míticos HMS Beagle de Darwin o Endurance de Shackleton.

El feliz mundo de las pastillas

PAOLO WOODS/ARNAUD ROBERT | Un vendedor ambulante en 2016 en las calles de Haití que acumula una torre de medicinas, mezcla de pastillas fabricadas en China, contrabando de la República Dominicana y fármacos caducados de ONG's
PAOLO WOODS/ARNAUD ROBERT | Un vendedor ambulante en 2016 en las calles de Haití que acumula una torre de medicinas, mezcla de pastillas fabricadas en China, contrabando de la República Dominicana y fármacos caducados de ONG’s

El paraíso artificial, para huir de todo tipo de conflictos planetarios y personales, lo ofrece hoy en día la industria farmacéutica. Así lo certifican el periodista y realizador suizo Arnaud Robert y el fotógrafo canadiense Paolo Woods en Happy Pills, que es un recorrido de cinco años por todo el mundo y las redes sociales para ilustrar como los fármacos han sustituido a la religión, la filosofía o la política. “Es la metáfora más perfecta de una sociedad prometeica que ya solo cree en la felicidad, la potencia, la juventud y la competición”, se ironiza en el texto de presentación en que se compara el efecto a Alícia en el país de las maravillas o Matrix. Y bien es verdad que las imágenes que se ven no dejan de sorprender. La exposición se desdobla, además, en un libro publicado por Delpire & Co y un documental producido por Intermezzo/Arte/RtS. 

Otro mundo totalmente diferente es el de las chicas que aprenden el Corán de memoria en escuelas especiales. En Turquía hay miles y Sabiha Çimen también estudió allí, con su hermana gemela, a los doce años. De esta experiencia se ha inspirado para Hafizas, el nombre de las escuelas, que refleja este universo tan particular que recoge una tradición antigua de cuando la gente no sabía leer ni escribir y se aprendían así los 6.236 versos coránicos. Empezado en 2017, la galería de imágenes quiere mostrar que “estas chicas también guardan sus propios sueños y el mismo espíritu de aventura que todas las chicas de su edad”, explica la misma Çimen que vive entre Estambul y Nueva York, acaba de fichar por Magnum y para sacar adelante el proyecto recibió el 2020 la Bolsa Canon de la Mujer Fotoperiodista.

La beca se la otorgaron el año pasado a la estadounidense Acacia Johnson para realizar Pilotos conectando la remota Alaska, un reportaje sobre aquellos aviadores que desde los años veinte del siglo pasado efectúan el transporte de una región tocando al Ártico donde solo el 20% del territorio es accesible por carretera. Ante el desarrollo de aviones eléctricos y futuros drones que reemplazarán las tareas de correo y envío de alimentos y medicamentos, Johnson ha querido preservar la memoria visual de estos aviadores y sus modelos como el Piper Super Cubo o el De Havilland Beaver, que se transmiten de generación en generación. “La casi totalidad de Alaska es tributaria de la aviación, tanto por el transporte esencial entre las comunidades como para acceder a las regiones salvajes más alejadas”, escribe como homenaje la fotógrafa que es autóctona de Anchorage.

FRANÇOISE HUGUIER/AGENCE VU' | Mujer en el baño de un apartamento comunitario, <em>kommunalka</em>, de San Petersburgo, en 2007
FRANÇOISE HUGUIER/AGENCE VU’ | Mujer en el baño de un apartamento comunitario, kommunalka, de San Petersburgo, en 2007

Nada mejor tras un itinerario fotográfico tan cargado y tenebroso como este que cerrarlo con la exposición más atemporal de Françoise Huguier En discreción, de la agencia Vu’. Bregada en el diario Libération en todo tipo de temáticas sociales y culturales en todo el mundo, la suya es una aproximación a los protagonistas de gran humildad, tal como describe en la presentación el crítico cinematográfico y literario Gérard Lefort: “Desde hace cuarenta años, la fotógrafa Françoise Huguier oficia en esta posición discreta que no quiere decir retirada… Es la inquilina solitaria de esta cámara negra donde ella fomenta imágenes luminosas… En los pasillos de un desfile de moda, en el limbo de la África fantasma, en los búnkeres de Siberia, en los armarios de los últimos apartamentos comunitarios de San Petersburgo o en las trastiendas de las boutiques de la sociedad coreana”. Y Lefort lo redondea con un “es quizás cuando se encuentra más cerca de un modelo fotográfico que Huguier se aleja más”, como paradoja para, de hecho, formular lo que sería su propio autorretrato. 

Con un texto tan lírico como este, solo nos queda recordar que además está la exposición anual Prensa Diaria Internacional, con una veintena de fotógrafos de todo el mundo. La mitad también reflejan la guerra de Ucrania sobre el terreno: Lynsey Addario para The New York Times; Asger Ladefoged para Berlingske; Heidi Levine para The Washington Post; Dominic Nash para Neue Zürcher Zeitung; Mads Nissen para Politiken; Philippe de Poolpiquet para Le Parisien; Chloé Sharrock para Le Monde; Adrienne Surprenant para Les Jours.fr; Rafael Yaghobzadeh para Libération; aparte de un reportaje sobre refugiados ucranianos en el Aveyron francés de José A. Torres para Centre Presse.

Por su parte, Ferran Nadeu de El Periódico de Catalunya expone el desahucio, cuatro días antes de Navidad de 2021 y en pleno nuevo confinamiento por la covid, de Carlos y su madre de 72 años de un piso del Ensanche de Barcelona propiedad de un fondo bancario. Mientras que nuestro compañero Cristóbal Castro, para la web El Món Terrassa, exhibe cinco fotografías de la campaña de vacunación, desde las residencias de ancianos a los adolescentes y niños. Finalmente, el Visa de Oro de Honor del Figaro Magazine fue para el veterano fotoperiodista francés Alain Keler (Clermont-Ferrand, 1945).

MADS NISSEN/POLITIKEN | Mads Nissen ganó el Visa de Oro de la Prensa Diaria con esta fotografía para el periódico danés <em>Politiken</em>: la ucraniana Oksana Gonishuk y sus dos hijas Any, de 9 años, e Illa, de 13, dicen adiós a su marido y padre Yevgeni Gonishuk en la estación de Lviv, donde viajarán hacia Polonia, después de haber tenido que abandonar Járkov por la guerra y antes de que Yevgeni vaya al frente
MADS NISSEN/POLITIKEN | Mads Nissen ganó el Visa de Oro de la Prensa Diaria con esta fotografía para el periódico danés Politiken: la ucraniana Oksana Gonishuk y sus dos hijas Any, de 9 años, e Illa, de 13, dicen adiós a su marido y padre Yevgeni Gonishuk en la estación de Lviv, donde viajarán hacia Polonia, después de haber tenido que abandonar Járkov por la guerra y antes de que Yevgeni vaya al frente

Visa pour l’Image 2022: exposiciones con acceso gratuito en Perpiñán del 27 de agosto al 11 de septiembre. Del 12 al 16 y del 19 al 23 de septiembre, las exposiciones se mantienen abiertas, con prioridad para los grupos escolares. En la Esplanade de la Villette de París, del 17 al 30 de septiembre, con dos proyecciones el 23 y 24 de septiembre a las 20h. En línia, la mayoría de exposiciones del 27 de agosto al 30 de septiembre www.visapourlimage.com

 

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