La llamada urgente de los independientes de la cultura a Europa

ARCHIVO | Uno de los encuentros de anteriores ediciones del European Lab de Arty Farty, en el origen de La Llamada de los Independientes de la Cultura en Francia
ARCHIVO | Uno de los encuentros de anteriores ediciones del European Lab de Arty Farty, en el origen de La Llamada de los Independientes de la Cultura en Francia

VICENÇ BATALLA. La cultura es la gran olvidada de la crisis del coronavirus en Europa. En el llamado Next Generation EU como plan de relanzamiento para afrontar los estragos de la pandemia, no está escrito en ningún lugar la palabra cultura y no se sabe si el sector recibirá ayudas directas. Como mal menor, en el presupuesto plurianual 2021-2027 arrancado in extremis en la cumbre agonizante en pleno mes de julio el único programa específico Europa Creativa salva su contribución de 1.640 millones de euros. Pero esto quiere decir solamente un 0,15% del total de este presupuesto. Paradójico cuando el sector da trabajo a una decena de millones de personas en la Unión Europea (2,7%) y las previsiones alertaban de la pérdida de un 80% de su cifra de negocio durante el segundo trimestre del año. Desde uno de los núcleos de agitación local como es Lyon surgió en marzo La Llamada de los Independientes de la Cultura, que ya agrupa a 1.600 estructuras y medios de comunicación en 165 ciudades de Francia y organiza en octubre unos Estados Generales en Lyon mismo antes de un encuentro europeo en Bruselas. Como un aviso de que sin cultura, no hay Europa.

Si nuestro sector no se beneficia rápidamente de un gran plan de apoyo y de relanzamiento, la mayoría de las estructuras habrán desaparecido en un año”, advierte como un grito de alarma Vincent Carry, director general de Arty Farty que organiza las Nuits Sonores lyonesas y desde hace diez años el laboratorio activista European Lab por todo el continente. Arty Farty también lidera la red de festivales electrónicos y de tecnología y creación We Are Europe, en el cual figuran entre otros el Sónar de Barcelona y el Unsound de Cracovia.

“En el sector institucional, o en ciertos grandes grupos, hay estructuras muy sólidas, de alguna manera muy protegidas de la crisis, que no corren riesgo de desaparecer, que no tendrán que despedir a sus equipos o renunciar a su misión central”, resume Carry sobre los organismos públicos que están cubiertos por el Estado y otras administraciones y las multinacionales del entretenimiento antes de añadir: “en cambio, en el sector de los independientes, hay una infinidad de estructuras pequeñas y medianas que se hallan extremadamente expuestas y muchas de las cuales no se levantarán de esta crisis”.

Las amenazas sobre la música

VICENÇ BATALLA | El público apretándose en uno de los escenarios del Sónar 2019 por la actuación de Bad Gyal, imagen que no se ha podido repetir este año
VICENÇ BATALLA | El público apretándose en uno de los escenarios del Sónar 2019 por la actuación de Bad Gyal, imagen que no se ha podido repetir este año

En el manifiesto de la Llamada de los Independientes de la Cultura, en mayo, se recuerda que durante el tiempo del confinamiento el Fondo Público de Inversión de Arabia Saudí entró en el capital de Live Nation, el Fondo de Inversión del Estado chino CITIC tomó el control del grupo mediático checo Médea y el grupo francés Lagardère cedió una parte de su capital al Czech Media Invest del multimillonario Daniel Křetínský. Los multimillonarios y los fondos soberanos avanzan sus peones cuando los grupos más pequeños se encuentran en dificultades y resultan baratos. En estos últimos años, el Sónar y el Primavera Sound barceloneses también han cedido parte de su capital a fondos de inversión norteamericanos pero, por ahora, conservan su independencia artística.

Hay que ver si podrán resistir a los peligros de la crisis sanitaria y los mensajes contradictorios de las autoridades políticas durante la pandemia. El Sónar y el Primavera Sound se tuvieron que anular en el mes de junio y las alternativas de verano para mantener una actividad con artistas y público local se ven constantemente trastornadas. En Francia, no hay fecha para volver a los conciertos y los espectáculos en vivo.

Carry explica que la actividad de su empresa ha caído en un 75% entre 2019 y 2020. La mayoría de los 115 asalariados se hallan en paro parcial que cubre el Estado. Y la dirección se ha visto obligada a pedir un préstamo a partir del sistema garantizado por el mismo Estado. “Como muchos otros, en definitiva, nos endeudamos y ello sin ningún tipo de visibilidad a medio término porque no, no sabemos cuando una actividad ‘normal’ podrá reemprender”. El gobierno francés ha permitido la reapertura de los recintos en el país, pero con muchas limitaciones de capacidad para producir los espectáculos. Según Carry, que gestiona a su vez el club nocturno Le Sucre, “hoy, el estado de espíritu mayoritario es que no se producirá ninguna reapertura de nuestros locales antes de 2021”.

El endeudamiento, el paro parcial y los intermitentes

FRED H | El recinto exterior del espacio Ground Control en París, cerca de la Gare de Lyon, con el cambio de costumbres al que ha obligado el coronavirus
FRED H | El recinto exterior del espacio Ground Control en París, cerca de la Gare de Lyon, con el cambio de costumbres al que ha obligado el coronavirus

Otro de los firmantes de la Llamada de los Independientes es la estructura Ground Control en París. La agencia de acontecimientos culturales La Lune Rousse se halla detrás de intervenciones efímeras en espacios públicos en la capital y desde 2017 ocupa 6.500 metros cuadrados propiedad de la compañía de ferrocarriles franceses al lado de la Gare de Lyon. Un espacio con diversos establecimientos en el interior y en el exterior para restauración y que sirve como intercambio para encuentros de entidades ciudadanas y manifestaciones artísticas con incluso conciertos en directo de la radio pública France Inter. La mayoría del tiempo, de manera gratuita. Ground Control ha reabierto, pero sin programación. Y su presidente, Denis Legat, explica que durante el confinamiento movilizó a sus equipos y concesionarios para servir comida al personal sanitario y las personas en dificultad.

A causa de la situación, han perdido un 35% de su cifra de negocio. “Desde un punto de vista ‘business’, es más bien catastrófico porque los meses de confinamiento son los meses en que la temporada es más fuerte”, lamenta Legat. Ahora, pierden otro 35%. “La limitación de la capacidad desde la reapertura reduce significativamente nuestra cifra de negocio en relación a los mismos meses del año anterior; sufrimos una doble pena”. En lo que respecta a la agencia La Lune Rousse, la anulación de los festivales ha obligado a enviar al paro parcial a la mayoría de los equipos. “Las marcas y patrocinadores han suspendido su financiación hasta nueva orden. Nos esperamos a un año totalmente en blanco”.

Gracias a los créditos garantizados por el Estado, Legat prevé que la agencia podrá aguantar hasta diciembre. “En consecuencia, hemos aumentado considerablemente nuestra deuda. Todo se jugará durante los meses que vienen. Esta ayuda, ¿se prolongará en caso de una segunda ola? Y, por otro lado, ¿cuáles serán los dispositivos para devolver el dinero? Esta crisis aun no se ha acabado, sin duda se tendrá que ir más lejos: exoneración de las cotizaciones, o directamente anulación de la deuda… ”.

Otra cosa son las personas que trabajan en la producción y los artistas que participan en todos estos acontecimientos y que, por un efecto cadena, también se hallan sin trabajo. Después de la presión ejercida por sus miembros más visibles, el presidente Emmanuel Macron anunció el 6 de mayo que se alargaban sus derechos de paro como intermitentes del espectáculo hasta agosto de 2021.

Una decisión que beneficia a centenares de miles de intermitentes, pero que continúa dejando fuera a multitud de autónomos: artistas plásticos, comisario·as de exposiciones, grafistas, ilustradore·as, fotógrafo·as, escritore·as, independientes que no entran en este estatuto de trabajo. De hecho, en Francia las personas que se ganan la vida como trabajadores de temporada en los servicios turísticos generados por estos festivales ahora anulados y que tampoco tendrán indemnizaciones se calculan en 2,2 millones.

El drama en Cataluña y España

ARCHIVO | Acción el 9 de marzo pasado en la plaza del Rei de Barcelona de la plataforma Actua Cultura para reivindicar un 2% en los presupuestos del gobierno catalán
ARCHIVO | Acción el 9 de marzo pasado en la plaza del Rei de Barcelona de la plataforma Actua Cultura para reivindicar un 2% en los presupuestos del gobierno catalán

El problema al otro lado de los Pirineos resulta aun más grave, porque el estatuto de intermitente del espectáculo era solo una promesa. Lo que se llama en España el Estatuto del Artista no se aprobó hasta enero de 2019 y el gobierno socialista se había comprometido a aplicarlo en seis meses. Ha hecho falta un virus devastador para ponerlo realmente en vigor. Los más afortunados reciben en estos momentos un máximo de 1.024 euros, durante cuatro o seis meses. Algo parecido ocurrió con el Ingreso Mínimo Garantizado, que la actual coalición de izquierdas puso en marcha en junio a partir de 462 euros para una persona que vive sola y que se puede cumplimentar con otras ayudas regionales.

¿Arreglará esto el impacto de la Covid-19 en la cultura en España, a parte del paro parcial que solo está garantizado hasta el 30 de septiembre? Claro que no. ¿Cuáles son las cantidades en ayudas de los gobiernos? El ministerio de Cultura no presentó el primer plan hasta el 5 de mayo, con la activación del Estatuto del Artista, de los créditos garantizados y no más de 70 millones de euros de fondos para las artes escénicas, los exhibidores de cine y el mundo en general de la cultura. Por otro lado, finalmente se ha rebajado el IVA de los libros y los medios digitales del 21 al 4%. Son las comunidades autónomas con sus competencias las que han añadido otras ayudas directas. El gobierno catalán, por ejemplo, ha dedicado 30 millones de euros a compensar la anulación de las actividades y al sector del libro.

Pero estas cifras hacen sonrojar respecto a las que aplican otros gobiernos europeos. Alemania ya anunció el 23 de marzo 50.000 millones de euros para la cultura y sectores afines con ayudas directas e indirectas. Y Francia hizo público haber destinado un total de 5.000 millones de euros hasta finales de mayo a los sectores del espectáculo en vivo, la música, el libro, el cine y los medios de comunicación. Es verdad que, en esta suma, se incluye la actividad parcial, los fondos de solidaridad, los préstamos garantizados y la exoneración de las cotizaciones. Ahora bien, el presupuesto del ministerio francés de Cultura es de 8.200 millones de euros en comparación con los 953 millones de España y los 302 de Cataluña (con datos de 2020).

La cultura supone un 2,5% en el presupuesto francés y únicamente un 0,65% en el catalán (0,3% en el español) cuando su incidencia en la comunidad autónoma es de un 3,5% del Producto Interior Bruto, según los profesionales de todos los sectores que se movilizan desde finales de 2019 para reivindicar un 2% bajo el lema Actua Cultura.

Reequilibrio de las subvenciones y producciones sostenibles

VICENÇ BATALA | El público de las Nuits Sonores 2019, reflejándose en un espejo bajo el músico italiano Clap! Clap! en La Sucrière de Lyon
VICENÇ BATALA | El público de las Nuits Sonores 2019, reflejándose en un espejo bajo el músico italiano Clap! Clap! en La Sucrière de Lyon

Sin embargo, las medidas en Francia tampoco convencen a los actores independientes. “Hasta ahora, los anuncios del gobierno y del presidente de la República son solo declaraciones de intenciones, bastante abstractas, totalmente alejadas del terreno; nos dejan en una gran soledad”, se queja Carry sobre la cautela con la cual ha actuado el ministerio respecto a los eslabones débiles de la cadena, que dependen de la taquilla de los acontecimientos y no son viables con las normas de distanciamiento social.

Además, a principios de julio la remodelación del gobierno francés con el cambio de ministro de Cultura de Franck Riester por Roselyne Bachelot complica todavía más las cosas. Carry insiste: “la toma de conciencia de la gravedad de nuestra situación es muy débil. Veremos qué acciones propone la nueva ministra de Cultura. Pero su predecesor mostró que no disponía de ningún tipo de medio de acción a la altura de los retos”. El último servicio de Riester fue cifrar en 22.300 millones de euros el impacto de la crisis sobre la cultura en Francia y confirmar que la disminución de ingresos en los espectáculos en vivo alcanza el 72%.

De hecho, lo que está en juego con unos presupuestos mejor dotados que los españoles y catalanes es la distribución de este dinero público. Espero que haya un reequilibrio de la financiación”, comenta Legat. “La Gaité lyrique en París cuesta 4,5 millones de euros al año, cuando otros actores independientes organizan muchos más acontecimientos y congregan más público sin ningún tipo de dinero público. Evidentemente, La Gaité lyrique tiene su utilidad pero un reequilibrio es necesario”.

Legat hace referencia a su vez a la necesidad de mutualizar las producciones y trabajar más en red de proximidad para rebajar la escalada de precios y actuar más de acuerdo con los problemas medioambientales. “No podemos continuar ‘quemando’ el Planeta con el pretexto de que la cultura es sagrada. Un dj puede dar la vuelta al mundo por dos cachés, las salas están vacías todo el día y solo funcionan de noche. Las producciones raramente se cofinancian o coproducen, el circuito corto no existe en la cultura”.

En este sentido, el ayuntamiento de Barcelona ha intentado transformar su festival de verano, el Grec, apostando por los artistas locales que han visto cómo se esfumaban todas sus giras. Con las medidas sanitarias necesarias y precios populares, los diferentes espacios de la montaña de Montjuïc y otros lugares de la ciudad han seguido programando músicos y compañías de teatro. Una manera de no derrochar los 3,3 millones de presupuesto del festival. Incluso compañías coreográficas francesas y belgas han podido actuar en el anfiteatro del Grec.

Y otros festivales privados, com el Cruïlla XXS, el Fes Pedralbes o certámenes a la Costa Brava han mantenido una programación adaptándose a las necesidades de la pandemia y un cartel que pone por delante la proximidad. Pero las Nits del Fòrum, la versión Covid-19 del suprimido Primavera Sound, ha acabado por suspenderse la segunda quincena de julio a causa de los nuevos brotes del coronavirus en la capital catalana y decisiones erráticas del gobierno catalán.

Para quién es el Next Generation UE

BRICE ROBERT | Una intervención de Élise Phamgia, coordinadora general de Liveurope
BRICE ROBERT | Una intervención de Élise Phamgia, coordinadora general de Liveurope

El director del Primavera Sound y de la sala Apolo, Alberto Guijarro, es uno de los firmantes de una llamada a los jefes de Estado y de Gobierno que se reunían en Consejo Europeo el 17 y 18 de julio (y que no se separaron hasta el 21) para una mayor inversión en el sector cultural. Entre el medio centenar de personalidades que se adhirieron al manifiesto, estaban Björk, Marina Abramović, Anne-Teresa De Keersmaeker, Agnieszka Holland, Jean-Pierre y Luc Dardenne, Jean-Michel Jarre, Ivo Van Hove o Joan Fontcuberta. Denunciaban en el escrito que el programa Europa Creativa de la Comisión se iba a reducir de 1.800 a 1.500 millones de euros en el próximo presupuesto plurianual 2021-2027 que, en cambio, ha aumentado como nunca su cantidad hasta los 1.824.000 millones.

“De forma paralela, pedimos más clarificaciones en cuanto al apoyo que se dedica a la cultura en el otro apartado del gran plan de la UE, es decir el ‘Next Generation EU’ centrado principalmente en el relanzamiento post Covid-19”, explica Élise Phamgia, coordinadora general de la red de salas que apuestan por nuevos talentos Liveurope basada en la Ancienne Belgique de Bruselas y de la que forma parte el Apolo barcelonés. “Si bien este instrumento comporta efectivamente aspectos revolucionarios como la mutualización de las deudas, de momento no incluye ninguna garantía de que el sector de la cultura se podrá beneficiar de manera apropiada”, advierte Phamgia.

Liveurope se encuentra en el origen de esta llamada de personalidades por la cultura, así como el foro Culture Action Europe basado también en Bruselas y que tiene como secretaria general a Tere Badia, que había dirigido la residencia de artes visuales Hangar en Barcelona. Por otra parte, Liveurope  apoya junto a un centenar de organismos que representan a todos los actores culturales europeos, incluso federaciones periodísticas, el manifiesto Investing in Europe’s next generation by investing in culture. En la carta, se expresa la sorpresa por la ausencia de la palabra cultura en el plan Next generation y se reclama doblar el presupuesto de Europa Creativa hasta los 2.800 millones de euros, como a su vez lo había pedido el Parlamento Europeo.

“En el momento en que la situación actual exige un aumento de las inversiones públicas para afrontar la crisis, no hay que olvidar la señal que se enviaba: la de reducir el presupuesto del único programa que específicamente se dedica a los sectores culturales y creativos a nivel europeo”, subraya Phamgia.

De Lyon a Bruselas

VICENÇ BATALLA | Debate-performance de la revista digital paneuropea <em>Are We Europe</em>, en el European Lab de Lyon en 2019
VICENÇ BATALLA | Debate-performance de la revista digital paneuropea Are We Europe, en el European Lab de Lyon en 2019

De hecho, la Llamada de los Independientes de Lyon no tiene solo por vocación Francia sino Europa entera en la tradición de la estructura Arty Farty que hace diez años creó el European Lab. Fundado en primera instancia como caja de ideas de las Nuits Sonores, esta iniciativa se ha desplegado por todos sitios, de París a Bruselas, Madrid o Cluj. Por ello, de manera natural el European Lab se ha adaptado al calendario de esta llamada una vez quedaron anuladas sus ediciones previstas. Así, contribuye en una primera fase a los Estados Generales en Lyon a nivel nacional (una vez celebrados un centenar de debates en todo el país), el 6 y 7 de octubre, y posteriormente a nivel europeo en el encuentro en Bruselas en los espacios Bozar y LaVallée.

“Los Estados Generales de Bruselas permitirán formular propuestas concretes para que los programa de cultura y el plan de relanzamiento europeo se adapten a la realidad y las necesidades de este tercer-sector, principalmente constituido de muy pequeñas, pequeñas y ‘medium-size’ estructuras para quienes los programas europeos son demasiado a menudo inaccesibles”, detalla Anne-Caroline Jambaud, directora del European Lab.

Este bagaje durante una década de discusiones con los actores de esta Europa que se busca es una ventaja ante la crisis económica y social que se avecina. “Desde hace diez años, muchos de los debates tratan sobre temas que nosotros sentíamos que se iban cristalizando en la sociedad: los retos del medio ambiente, la crítica de las tecnologías, la polarización de la sociedad, el aumento de las desigualdades…”, constata Jambaud. “Todos ellos, a su manera, inventan nuevos relatos para el futuro, que se contraponen a las vanaglorias de los nacionalistas, aligeran la falta de imaginario en el proyecto europeo y trazan perspectivas más solidarias y durables”, expone esta responsable como nota optimista.

Pistas para el futuro

Nos hacen falta si se analiza como se ha llegado -afortunadamente- a un acuerdo europeo post Covid-19, después de una escenificación de todos los egoísmos posibles de cada uno de los países participantes. Especialmente de los países del norte del continente llamados ‘frugales’, buenos ejemplos a su vez de paraísos fiscales y de economías financieras y no tan productivas. Ante unos países del sur empobrecidos por las políticas de austeridad, pero donde la corrupción escala hasta las más altas instancias del Estado.

Jambaud aporta pistas para salir del marasmo: “la crisis de la Covid-19 nos lleva a repensar las políticas públicas (no únicamente de cultura), en un objetivo de mayor lucha contra las desigualdades, a imagen de las propuestas formuladas por los economistas Thomas Piketty o Abhijit Banerjee y Esther Duflo”.

Por su lado, Phamgia recuerda lo que tiene que significar Europa para las nuevas generaciones. “Para la juventud, Europa evoca más bien un proyecto sinónimo de bloqueos, de divisiones y de repliegues. Ya es hora de que Europa se deshaga de esta imagen para que de nuevo pueda inspirar y generar sueño”. Y añade: “pero esto se hará solo si se reconoce la cultura como un de los pilares de la reconstrucción de la Europa de mañana”.

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