VICENÇ BATALLA. Empiezo diciendo, porque este artículo-entrevista estaba pensado inicialmente para un público europeo, que lo que se espera de un artista flamenco en el extranjero es que responda a los cánones del género tal como están asentados desde hace décadas. Por eso, desconcierta allí fuera acercarse a alguien como Niño de Elche que desde su heterodoxia y desafío ha dinamitado esta concepción conservadora y demasiadas veces pintoresca de una práctica que él reivindica como subversiva y experimental. Hasta el punto de abrazar la electrónica, el noise y, de forma buscada, el arte sonoro en general que empieza con el precursor Val del Omar y continúa con el Sónar barcelonés o el Festival de Aviñón francés. Dos lugares donde no pudo estar este verano a causa del confinamiento por el coronavirus. Como tampoco pudo inaugurar en el Museo Reina Sofía su Auto sacramental invisible, una instalación que retoma el trabajo inacabado de Val del Omar. Finalmente, esta se abre el 7 de octubre en un Madrid que vuelve a estar bajo la presión de las restricciones sanitarias.
Entre medio, el artista se escapó al castillo de Montjuïc de Barcelona para actuar en julio junto a Mans O como dj en una de las alternativas a la anulación de conciertos y, a finales de septiembre, abrió la temporada del Teatre Lliure en la misma ciudad con su misa laica Noli me tangere (No me toques) dedicada a todos los fallecidos de la pandemia arropado por un coro y con textos de dramaturgos locales. Mientras estaba en confinamiento, Niño de Elche respondió a nuestras preguntas y nosotros elaboramos este artículo fuera del tiempo tras haber sido escogido uno de los rostros We Are Europe 2020.
Las entrevistas de confinamiento son distintas a las otras. El tiempo se expande y, ante este calendario suspendido, dejan de tener sentido las prisas. Si ocurre algo, son los retrasos o directamente la anulación de los espectáculos y las citas previstas. Una incertidumbre, y a la vez una desconexión. Francisco Contreras, la persona detrás de Niño de Elche, acabó respondiendo a las cuestiones enviadas desde su encierro en Madrid al cabo de dos meses pero nunca pareció que iba a poder desvanecerse en el tiempo y en el espacio. En todo caso, en esta vida.
Nuestros dos encuentros anteriores, en 2015 y 2017, se produjeron en persona en el Festival de Aviñón, allí donde no se espera necesariamente a un flamenco que acaba de asombrar con su propuesta inédita en un Sónar de música electrónica. Pero es que este cantaor de formación (Mis primeros llantos, Dienc, 2007), que toma su nombre artístico de la ciudad alicantina que lo vio nacer aunque sus progenitores sean granadinos, se había pasado desde 2011 yendo de performance en performance en la Península Ibérica en que moduló su voz para un registro más contemporáneo, relacionándola con otros cuerpos, y abriéndola a una infinidad de posibilidades. Y enfocándolo hacia lecturas críticas del poder. Estaba en tránsito para convertirse en un ex cantaor o un ex flamenco y encontrare consigo mismo allí donde no se le podría catalogar.
Así nos lo encontramos, a los treinta años, con los sevillanos Los Voluble en el Sónar barcelonés con su Raverdial de conjunción de palos flamencos y hard trance a partir del Sermon au raver del colectivo de filosofía libertaria francés Tiqqun (embrión de la comunidad de Tarnac) entre imágenes de fiesta y ácido cuestionamiento del movimiento. Y, pocas semanas después, Niño de Elche se nos aparecía en uno de los patios de la ciudad de los Papas de Aviñón en un boca a boca con el bailarín esloveno Matej Kejžar en una performance denominada precisamente Rave, pero que se hacía con el único ruido de la voz y el contacto físico. Dos años más tarde, lo veríamos en La fiesta del bailaor sevillano Israel Galván directamente en el Patio de Honor del Palacio de los Papas y un amplio elenco de tres continentes para darle la vuelta a la fiesta de los turistas y enseñar al público lo que se vive detrás y en los márgenes.
Heterodoxia poética y musical
“En los últimos años no me ha interesado lo que opinen los tradicionalistas flamencos, ni los ‘indies’, ni los rockeros, ni los clásicos, no solamente de mí sino de nada”, nos contestaba por escrito con su cáustica habitual a propósito de si le preocupa que se le acepte con su flamenco heterodoxo. En 2015, recibió las alabanzas de la prensa española independiente que lo descubrió con Voces del extremo (Telegrama Comunicación, descarga gratuita), en asociación con miembros de otro grupo sevillano Pony Bravo que pone al día el rock andaluz sin perder la ironía y cuyo máster se hizo en Berlín para otorgarle un toque krautrock. Las composiciones parten de textos poético-políticos del encuentro de Moguer (Huelva) bajo la coordinación de Antonio Orihuela, uno de los aliados en sus experiencias.
Otro de ellos es Pedro G. Romero, activista de la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos y Contemporáneos (PIE.FMC) adscrita a la Universidad Internacional de Andalucía. Para situar a este ideólogo de las nuevas formas, suya también es la influencia en los textos del celebradísimo Malamente, de Rosalía, o del no menos destacable Firmamento, de Rocío Márquez. Y suya era la dramaturgia de La fiesta, así como de Antología del cante flamenco heterodoxo (Sony, 2018), un recorrido en doble CD y triple vinilo por la historia menos oficial del flamenco, del siglo XIX al situacionismo de Guy Debord, y con la producción del guitarrista Raül Refree. Este último, productor del primer disco de cante jondo Los ángeles de Rosalía. Y así nos hacemos una idea de la creatividad de todo este núcleo de agitadores del templo de la flamencología.
“Pedro G. Romero es uno de los grandes artistas que desde el campo del arte contemporáneo ha sabido desplazar en muchas ocasiones la mirada que se tenía del arte flamenco, conectándolo con otras muchas cuestiones. Sin él no estaríamos donde estamos o, por lo menos, yo no sería el que soy. Precisamente, el flamenco impuro o periférico y alejado del campo industrial propuesto por la tradición es el que está siendo más reconocido, ya que es el que puede representar Israel Galván, Pedro G. Romero o yo mismo”. Sin apelativos.
Y para acabar de establecer estas pasarelas, un comentario sobre el triunfo planetario de la catalana Rosalía y su flamenco-trap, codiciado tanto por James Blake como J. Balvin, Arca, Travis Scott, The Weeknd y pronto Billie Eilish. “El éxito de Rosalía es muy positivo, pero lo que es más positivo es que gran parte de ese éxito esté realizado desde una calidad artística indudable. Su interés por Pedro G. Romero o Refree demuestra su buen gusto y su inteligencia”.
Huyendo del coronavirus
Antes de pasar a un primer plano, Niño de Elche también publicó Sí, a Miguel Hernández (Telegrama Comunicación, 2013), un disco-periódico sobre el poeta de Orihuela que murió en las cárceles franquistas, y grabó un directo free-jazz en la casa museo de este Calle de Arriba, 73 (Knocturne Récords, 2015) junto al dúo de improvisación valenciano Seidagasa. Con ellos, también había editado Las malditas órdenes del coronel (Not On Label, 2013). Y ese mismo año, dio a conocer otra improvisación Locuela, (Hirugarren Belarria, 2013) con los vascos David Azurza y Xabier Erkizia y composiciones de Oier Etxeberria. Aún más ruidista fue en 2015 el directo en El Establo de Sevilla para el fanzine Karate Press (Sentencia Records, 2018), con el contrabajo de Marco Serrato y la electrónica de Ernesto Ojeda.
Después, aparecería en clave ambient el EP Nanas (Acuarela, 2016), con el gaditano David Cordero y, sobre todo, el álbum Para quienes aún viven (Superball, 2017) bajo el proyecto Exquirla formado con la banda madrileña de post-rock Toundra. Un auténtico exorcismo con los textos catárticos de Enrique Falcón.
Temas que escuchábamos los días de encierro, entre la paciencia y la rabia, para mantener nuestro grado de indignación. ¿Cómo lo vive o lo ha vivido Niño de Elche? “Mi estado anímico fluctúa mucho dependiendo de las noticias sociales y personales del día a día. Puedo pasar de la tristeza más absoluta, el cabreo más injustificado hasta la euforia por la pasión a mi trabajo, o sumergiéndome en el relax más absoluto al no tener que pensar mucho en una mañana próximo y poder emplear tiempo en leer un libro o acostarme muy tarde”.
Y no es, precisamente, el encierro y sus consecuencias lo que le va a hacer cambiar de planes. “Ahora mismo, en los trabajos en que estoy sumergido, intento que el tema de la Covid-19 no los contamine del todo porque si no vamos a estar hablando de lo mismo durante años. Me niego a que mi trabajo se vea infectado por un monotema, sea el que sea”. Aunque añade: “la situación está siendo muy dura tanto por el tema económico como por el sentimental, ya que mi trabajo es mi vida y si él se ve dañado, se ve afectada mi existencia, en el sentido más profundo del término”.
El nuevo Val del Omar en el Reina Sofía
Confiesa que no hace música en casa, pero que sigue editando y repensando estos proyectos para cuando vaya al estudio y otros lugares. El más inmediato que ha quedado paralizado es el del archivo sonoro de José Val del Omar (Granada, 1904-Madrid, 1982). En el Museo Reina Sofía madrileño debía presentar a principios de junio la instalación Auto sacramental invisible, un montaje con dieciséis altavoces que prosigue el trabajo del cineasta y artista de vanguardia que acumuló centenares de horas de grabaciones y en 1952 no logró terminar algo que lo emparentaba con John Cage o Pierre Schaeffer. Un arduo cometido, que Contreras ha estado efectuando en los últimos tres años en una residencia, junto al musicólogo y periodista Miguel Álvarez-Fernández, desde El Matadero de Madrid.
De allí, debe salir un álbum con los músicos barceloneses MANS O, Nara is Neus y Shelly. Y que, el 18 de junio, debía presentarse en directo en un Sónar 2020 que como muchos otros festivales esta primavera y verano se acabaron anulando. “Estas semanas estamos aprovechando para seguir dándole forma al proyecto discográfico, que esperemos poder presentar este otoño”. Lo mismo ocurre con la instalación en el Reina Sofía: “se ha tenido que trasladar a octubre (7 de octubre 2020-26 de abril 2021), pero sigue su producción y su desarrollo sin más problemas que la lentitud acaecida por la seguridad en los espacios”. Simultáneamente, se ha estrenado una videocreación de Juan Carlos Quindós (Visionáutica Films), con diseño de luces de Benito Jiménez y el título Oraciones del siglo XXI, que se pudo ver por primera vez en el Sónar+D virtual de mediados de septiembre.
La llegada de Mellizo doble con Galván a Aviñón
En Antología del cante flamenco heterodoxo, Niño de Elche ya incluía el tema Mensaje diafónico de Val del Omar, en un trabajo de desestructuración del flamenco del que sigue tirando del hilo. Otro tema Coplas mecánicas de Juan de Mairena (heterónimo del poeta Antonio Machado) le dio pie en el Sónar 2018 a montar una actuación inédita con Israel Galván siguiendo la estela de La fiesta y reivindicando el carácter futurista del flamenco.
En el Festival de Aviñón 2020, estaba programado otro espectáculo inédito Mellizo doble a cargo de ambos. Y que se deriva del tema El prefacio de la malagueña de El Mellizo, registrado en la intimidad de la iglesia barcelonesa Sant Corneli de Collbató. “Es una continuación de la colaboración que llevamos Israel y yo desde hace unos tres años. Nos entendemos muy bien en nuestra relación artística y amistosa. Ese diálogo es como una especie de caja de herramientas para los dos”.
El espectáculo se reprograma finalmente el 24 y 25 de octubre, durante la Semana de Arte en Aviñón como alternativa a la suspensión del gran festival de julio. La dramaturga y performer eléctrica española Angélica Liddell también tenía que estrenar en la ciudad de los Papas Liebestod (sobre el amor y la muerte). Otra de las ocupaciones que perdió Niño de Elche en esta pandemia fue su participación en el díptico que Liddell estaba presentando este mismo 2020 Una costilla sobre la mesa, en su capítulo materno sobre la reciente muerte de los dos padres de la artista. “Seguramente trabajar con Angélica es lo más fascinante que me ha pasado en los últimos tiempos. Tengo la suerte ya no solo de compartir ensayos y escenario con ella, si no que me alimento de su mirada cinéfila o de elegante lectora en las diferentes conversaciones que solemos tener”.
Grecia y la Documenta de Kassel
La performance le ha permitido a Contreras desde hace años viajar por toda Europa e, incluso, más lejos. Sin ser exhaustivo, porque son muchas sus intervenciones, en sus inicios trabajó con el bailarín andaluz Juan Carlos Lérida, la factoría sevillana bulos.net (donde conoció al guitarrista Raúl Cantizano que habitualmente le acompaña) y el colectivo de pensamiento crítico Espai en Blanc valenciano. Bajo su influjo, en 2012 se paseaba por las calles del centro de Sevilla cantando y con un cartel que decía Vendo oro, en plena crisis financiera y de deuda del país. Cinco años más tarde y cuando Grecia seguía ahogada por las políticas de austeridad, el filósofo Paul B. Preciado comisario de la Documenta de Kassel 2017 les encargó a Niño de Elche y Galván una doble incursión en Atenas y Kassel sobre este empobrecimiento de los pueblos del sur. Y Niño de Elche y Galván se pusieron a cantar y bailar encima de diferentes tipos de monedas europeas y gitanas con músicos griegos y bizantinos bajo el lema acuñado por Romero La farsa monea.
Anunciado como uno de los 64 rostros de artistas y activistas 2020 por parte de la red de festivales We Are Europe, la pregunta es cómo lo recibió. “Lo agradecí mucho, aunque todo aquel que se dedique de una forma u otra a la industria de la cultura es en cierta manera un activista cultural”, responde modestamente. Su opinión sobre la reacción europea ante las crisis financiera, migratoria y actualmente sanitaria resulta mucho más severa: “fuimos varias veces a Atenas a preparar nuestra participación y en todo momento las gentes griegas fueron muy competentes en comparación con las alemanas. A pesar de la crisis y la diferencia cultural, nos demostraron que culturalmente siguen siendo una sociedad preparada aunque su vida política sea posiblemente de las más vergonzantes de los últimos lustros”.
Internacionalista como él es, y comprometido en su momento con los indignados españoles, su visión es evidentemente escéptica con la Unión Europea. “Europa sigue siendo una de las grandes tragedias donde las luchas de las identidades, las economías de mercado o la terrible situación de sus fronteras dejan cada día más claro que el ciudadano es un cliente obligatorio y que debe haber una urgencia en volver a entender Europa u Occidente como la base de un pensamiento cultural y artístico digno de ser retomado y analizado para desde ahí aprender que otra forma de relacionarnos es posible”.
De Los Planetas a Colombia
Los nacionalismos es otro de los ejes de cuestionamiento en el trabajo musical de Niño de Elche. Tanto los de Estado como los minoritarios. Y, para abordarlo, no se achica en sus estrategias. En su reciente colaboración con el grupo del indie español por excelencia Los Planetas, y de nuevo Romero como ideólogo, el nombre escogido para el proyecto es Fuerza Nueva. Esta era la denominación del partido de extrema derecha surgido del franquismo en los años setenta. Pero, claro, en manos de estos francotiradores el resultado es un desplazamiento del símbolo hacia imágenes icónicas como la fuerza oscura de Dark Vador. Y, a nivel musical, la reelaboración de himnos populares como La canción de los gitanos, El novio de la muerte o el himno nacional catalán Els segadors como Canción para los obreros de la Seat (según un anónimo recogido por Guy Debord a finales de los setenta). Unas nuevas versiones que actúan como una muralla sónica de todas las contradicciones de la sociedad española con las guitarras y la voz de J de Los Planetas, por un lado, y la profunda garganta de Niño de Elche, por otro.
“Creemos que ha tenido efecto, eco, reverberación en las almas de los diferentes ciudadanos con sus memorias, sus derrotas, sus anhelos y sus miserias a cuestas. El situacionismo no busca un efecto en concreto, sólo se sumerge en la paradoja política y social y desde ahí solo cabe esperar a que todo salte por las nubes”. ¿Un artista debe hablar de política, debe comentar la actualidad?, le pregunto en el cuestionario ante sus conocidas manifestaciones que se convierten rápido en titulares de prensa: “no debe, pero sí puede”.
No era al principio su intención, pero su actividad literaria tampoco para de crecer en los últimos tiempos. Primero, publicó una colección de poemas y conversaciones en No comparto los postres (Bandaaparte Editores, 2016). Hace poco, fue el poemario de amor y sexo Morbo legítimo (Bandaaparte Editores, 2019). Y nos cuenta que ha terminado un pequeño libro con artículos sobre flamenco para la colección Nuevos Cuadernos de Anagrama, y está escribiendo unas memorias sobre su etapa de cantaor. También le están haciendo una película, que quedó detenida con el confinamiento.
Durante el mes que pasó en Colombia para grabar con Eblis Álvarez de Meridian Brothers la flamenco-cumbia desestructurada Colombiana (Sony, 2019), Sergi Cameron se desplazó con él a Bolivia para realizar el documental de poco más de un cuarto de hora Niños somos todos.
¿Qué descubrió en Colombia y hacia qué otros lugares piensa llevar el flamenco?: “sobre todo descubrí formas de hacer música muy diferentes más allá del privilegio de vivir un mes en Colombia con la escena cultural más interesante de Bogotá. El flamenco nunca pienso llevarlo a ningún sitio. Donde yo vaya vendrá él, pero mi fin no es tanto llevar al flamenco sino llevarme personalmente a otros desplazamientos. Algunas veces el flamenco me acompaña, y otras no tanto”.
Lo dejamos aquí, con un futuro artístico que Niño de Elche va escribiendo sobre la marcha abriendo horizontes. “En este tiempo ya he podido fraguar el nuevo proyecto discográfico y escénico que tengo pensado para otoño de 2021 y del que aún no puedo decir mucho pero que, al terminar con la exposición del Museo Reina Sofía, retomaré para dar más noticias de ello”.
Las lecturas del confinamiento de Francisco Contreras
Durante el tiempo detenido del confinamiento, las lecturas de Francisco Contreras fueron como no podía ser de otra forma heterodoxas, variadas y alejadas de la más estricta actualidad. Llama la atención los numerosos textos que tratan sobre el suicidio, tanto en sus contenidos como por los autores seleccionados. Contreras los utiliza tanto para sus diversos trabajos como por el simple hecho de acercarse a textos de los que tiene curiosidad. “Siempre suelo leer cosas que me aporten inspiración para los diferentes proyectos en los que estoy sumergido, más algunos libros que al ser muy extensos son de pasar por ellos a ratos durante largos espacios de tiempo”, resume.
Entre estos compañeros de viaje, como él mismo los define, estaban El oficio de vivir (Seix Barral, 2001), los diarios que Cesare Pavese escribió entre 1935 y 1950 antes de poner fin a su días y que se publicó como obra póstuma. Como reflexión estética, acude a Historia de la fealdad (Lumen, 2007), del también italiano Umberto Eco, y al Diccionario de música, magia, mitología y religión (Acantilado, 2012), del musicólogo navarro Ramón Andrés. Y, como referente poético, al nicaragüense fallecido el pasado uno de marzo Ernesto Cardenal y su Cántico cósmico (1989; Trotta, 2012).
Y durante estos últimos meses, también hubo lugar para otro libro de Andrés Historia del suicidio en Occidente (Acantilado, 2015). Junto al Tractatus logico-suicidalis. Matarse uno mismo (1988; Pre-Textos, 2017) del suizo Hermann Burger, que dejó escrito un manual sobre el tema el año en que se quitó la vida. Poniéndole un poco de humor, otra lectura fueron los Fragmentos (un poco carbonizados) (2012; Siruela, 2016) del lingüista George Steiner, muerto el pasado 3 de febrero.
Complementado por el poemario en bilingüe eslovaco-castellano Campanas (Zvony) (1968; La Poesía, Señor Hidalgo, 2003) de Milan Rúfus y el ensayo Las formas del olvido (2001; Gedisa, 2012) del etnólogo Marc Augé. Todo ello, además, entre relatos y poesías de Edgar Allan Poe y H. P. Lovercraft y, pese a que muchos lo consideren un hereje en sus prácticas, la Biblia.
DISCOGRAFÍA
Mis primeros llantos (Dienc, 2007)
Las malditas órdenes del coronel (Not On Label, 2013), con Seidagasa
Locuela, (Hirugarren Belarria, 2013), con David Azurza y Xabier Erkizia
Sí, a Miguel Hernández (Telegrama Comunicación, 2013)
Calle de Arriba, 73 (Knocturne Récords, 2015; serie limitada de 100 casetes), con Seidagasa
Nanas EP (Acuarela, 2016), con David Cordero
Voces del extremo (Telegrama Comunicación, 2015)
Raverdial/En el nombre de (2015, edición limitada y numerada), con Los Voluble y Raúl Cantizano
Para quienes aún viven (Superball, 2017), como Exquirla junto a Toundra
Antología del cante flamenco heterodoxo (Sony, 2018)
Karate Press (Sentencia Records, 2015/2018), con Marco Serrato y Ernesto Ojeda
Colombiana (Sony, 2019)
Fuerza Nueva (El Ejército Rojo-Sony, 2019), Niño de Elche + Los Planetas
La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas (Sony BMG, 2020)
TEATRO/DANZA/PERFORMANCE/INSTALACIONES (vídeos en la web de Niño de Elche)
Al cante (2011/2015), de Juan Carlos Lérida con Niño de Elche y el dramaturgo David Montero
Vaconbacon, cantar las fuerzas (2011), factoría Bulos.net de Sevilla (Santiago Barber, Raúl Cantizano) + Soleá a su ritmo (2011), pieza audiovisual de Félix Vázquez
Vendo oro (2012), del laboratorio Leviatán, y Saeta (2013), de Manuel Prados, en Sevilla
ToCaBa (2013), con Raúl Cantizano y Juan Carlos Lérida
7 lunas (2013/2015), con María Muñoz/Compañía Mal Pelo
Cantes Tóxicos (2013/2016), LOS FLAMENCOS (Niño de Elche, Isaías Griñolo, Antonio Orihuela)
Ya! (2014), junto a Belén Maya y con Raúl Cantizano
Rave (2015), junto a Matej Kejžar en el Festival de Aviñón
Transfusiones escénicas II (2015), junto a Patricia Caballero en la Biblioteca Nacional de España
El lirio entre las espinas (2015), de Guillermo Weickert con composición y canto de Niño de Elche y Charo Martín
Cantología (2105), con Raúl Cantizano en la sala García Lorca de la Fundación Conservatorio Casa Patas de Madrid + Alegrías (2017)
La fiesta (2017), de Israel Galván
La farsa monea (2017), con Israel Galván y Pedro G. Romero para la Documenta de Kassel en Atenas y Kassel
Palabras de luz (2018), haikú de Ueshima Onitsura para el Sónar calling
Coplas mecánicas (2018), junto a Israel Galván en el Sónar 2018
Paella ritual (2018), de Marc Sempere en el Festival Sâlmon, junto a René Pacheco
Antígona (2018), de la Compañía Ferroviaria con música de Niño de Elche
Los aires llevan mentiras (2019), en el festival de cine documental Punto de Vista de Pamplona
Gargantas cosidas, tobillos atados (2019), colaboración vocal para la escultura y textos de Mario Espliego en Generaciones 2018 de La Casa Encendida de Madrid
The sins of the cities of the plain (2020), ópera contemporánea con Niño de Elche, Proyecto OCNOS (Fabrizio Funari) y Germán Alonso
El humo (2019), videoclip de Yamila con el poema Batallas de César Vallejo
Dimonis. Teatre expandit (2019), vídeo en la instalación de cabosanroque sobre Jacint Verdaguer
Una costilla sobre la mesa: Madre (2019), de Angélica Liddell
Salmo 21 (2020), recitado y cante por el aniversario de Ernesto Cardenal en la Casa América de Madrid
Monólogos para la plataforma de vídeos Playground (2020)
La pugna (2020), vídeo sobre la intervención de Aryz en el templo protestante San Eloy de Rouen
Peregrinación sexual y Ensayo de fe (2020), de Ernesto Artillo
Noli me tangere (2020), en el Teatre Lliure de Barcelona
Auto sacramental invisible (2020), instalación en el Museo Reina Sofía de Madrid
FILMOGRAFÍA
Sobre MH (2015), documental sobre Miguel Hernández
Niños somos todos (2019), documental en Bolivia de Sergi Cameron
LIBROS
No comparto los postres (Bandaaparte Editores, 2016), poemas y conversaciones
Morbo legítimo (Bandaaparte Editores, 2019), poemario
In memoriam. Posesiones de un exflamenco (Hurtado & Ortega, 2020)
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