VICENÇ BATALLA. La cordobesa Mariola Membrives se ha convertido en los últimos tiempos en la novia de Lorca. Le pone voz musical al espectáculo Federico García, de Pep Tosar, que lleva dos años rodando por la Península Ibérica con el actual elenco con éxito de crítica y público. Hizo su particular versión free-jazz de Omega, el disco flamenco-noise en torno al poeta granadino de Enrique Morente y Lagartija Nick. Y, en marzo pasado, publicó su segundo álbum Lorca, Spanish songs (Karonte) mano a mano con el guitarrista referente neoyorquino Marc Ribot. Aparte de sus múltiples colaboraciones con otros músicos barceloneses, valencianos y madrileños y su participación en el FreeBach212 de La Fura dels Baus, también cuenta con un espectáculo propio en preparación La reina toro que habla de la memoria histórica y familiar. Para llevar al directo sus Spanish songs, esperando en un futuro hacerlo directamente con Ribot, este mes de junio ha empezado una gira con una banda de guitarras eléctricas que convierten en aun más eterno a Lorca.
“Más que una necesidad, Lorca es algo que ha estado ahí siempre”, enfatiza una Mariola Membrives que pocas horas después subirá al escenario para una nueva función de Federico García en el Teatre Goya de Barcelona en primavera. “Ya he dicho varias veces que es él quien me elige a mí. Quizás, en este último caso, sí que lo he ido a buscar yo”. Porque la cantante encontró en la seminal Colección de canciones populares españolas que Lorca (1898-1936) grabó en 1931 con la Argentinita (1898-1945) la inspiración para sus Spanish songs, una vez también hubo hallado en Marc Ribot la pareja ideal a la guitarra para efectuar este nuevo viaje en el tiempo.
“Las letras, el sonido de estas canciones y los textos de Lorca antes de leer ya los conocía. Para mí, es como parte de la tierra. ¡Como la Alhambra! Algún día la construyeron, pero parece que siempre estuvo allí. Federico nació un día, pero parece que está desde antes del mundo”. La jienense de Andújar, antes de ir a vivir a Córdoba, conserva frescos los recuerdos de infancia que la familiarizaron con esta lírica que se trasmite de generación en generación.
Su madre y su abuela, ya le cantaban. “Mi abuela me criticaba la voz porque ella la tenía muy fina, muy fina… Sí, tengo audios de ella cantando. Ella, cuando me escuchaba a mí, se emocionaba y lloraba. Me decía: ¡engorda la voz! ¡canta más rápido!”. Aunque no le creaba presión, sino que “era un regalo”.
De Omega a La enamorada
Desde esa infancia en los años ochenta de un país que redescubría Lorca, en todos los sentidos, la voz de Membrives se ha educado y expuesto a las más variadas sonoridades. Una vez estudiado teatro contemporáneo en Madrid y cante y jazz en Barcelona, donde vive desde hace catorce años. En 2016, El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa le propuso hacer una revisión del mítico Omega (El Europeo, 1996) de Morente y Lagartija Nick con el título de Omega 20.16. Junto a Pedro Barragán, el noise de la banda granadina se transformó en un directo que se abría a la improvisación para quinteto de jazz y guitarra flamenca y que guiaba el timbre de Membrives.
“Aunque, al final, lo que lo movía todo eran los textos de Lorca. Los arreglos yo los hacía de una manera no musical. Lo que a algunos músicos, los volvía locos. A Oliver Haldon (guitarrista), me acuerdo que una vez que tenía que hacer un solo en vez de lenguaje musical yo le decía: ¡escucha a tus muertos! o ¡que hablen tus muertos! Y era Lorca quien mandaba”.
Antes de publicar Spanish songs, hubo tiempo a finales de 2018 para el espectáculo La enamorada. “Otra especie de catarsis para sacar fantasmas”, define la cantante. Se presentó en varios festivales de jazz, al lado del trombonista Vicent Pérez, el contrabajista Tom Warburton y el guitarrista Jordi Matas.
La conexión con Marc Ribot
Mientras tanto, iba avanzando el intercambio a distancia entre Membrives y Ribot. Ella le enviaba los arreglos suyos y del pianista Daniel García Diego del disco original de Lorca para que el norteamericano le imprimiera su personalidad a la guitarra en un diálogo a dos. El músico de Newark había aceptado el envite, tras el interés de la andaluza por esta combinación. “Siento una complicidad muy grande, pese a que somos tan diferentes y venimos de mundos tan distintos”.
En el proceso de búsqueda para darle forma a su nueva entrega discográfica, Membrives había pensado inicialmente en irse a escarbar en otros territorios igual de atávicos. “Buscaba un sonido donde hubiera algo tradicional, una voz ligera, algo ancestral. Algo judío, sefardí. Y empecé a investigar y a intelectualizarlo demasiado. Me dije que esto no era verdad. Y un amigo mío me recordó el disco de La Argentinita con Lorca. Y ya me vino la madre, la abuela, algo mío… Ya me podía atrever a volver a esa infancia. A ese juego con tanto drama, tanto dolor, tanto llorar. A jugar, pero con algo más sencillo”.
“Hay una situación como límbica, sin tiempo, donde estamos todos a la vez”, evoca la artista en el momento en que recuerda que su abuela acaba de morir hace poco y por eso le dedica este disco. “Es un contexto que me es familiar, donde yo siento esa verdad o ese abismo”. Así describe que ya concibió su primer álbum Llorona (Whatabout Music, 2014), también a dúo con el contrabajista japonés Masa Kamaguchi. “Con ‘Llorona’ y con Masa, me junto con músicos que me sitúan en otros contextos que no espero. O como cuando hice lo de la Piccola Orchestra Gagarin (‘Sed libera nos a malo’’, mayo 2018), en que lo metí en un ambiente totalmente diferente. Y eso me hacer estar más cerca de algo personal”.
El embrujo del personaje de La Tarara
De los doce temas de Colección de canciones populares españolas (La Voz De Su Amo, 1931), Membrives recoge nueve y añade otras dos con letras del poeta granadino y música suya y de García Diego: Agua, ¿dónde vas? y Tiempos extraños. Lorca habría grabado hasta cinco discos de cuatro temas cada uno, que inmortalizó temas populares como Anda jaleo, Zorongo gitano o Los cuatro muleros. Él los adaptaba, reescribía la letra y los interpretaba al piano y Encarnación López La Argentinita le ponía la voz, el zapateado y las castañuelas. En tiempos recientes, Paco de Lucía o Josephine Foster con Víctor Herrero hicieron versiones. Aunque la cantante cordobesa se remitió directamente al original para no verse condicionada.
“Desde Madrid, Daniel y yo hicimos unos arreglos en base a algo muy orgánico. Que iba fluyendo de una manera muy natural. En los tonos, los ritmos y respetando bastante los arreglos que había hecho Federico”. El tema que más llama la atención por el enérgico solo de Ribot, sin miedo a la distorsión, es el de La Tarara. Una canción de origen sefardí, que Lorca convirtió en un personaje de sensualidad ambigua. Y del que se siguen haciendo versiones modernas, como la de los franceses Ninó Laisné y François Chignaud que vimos en el excelente Romances inciertos en el Festival de Aviñón del año pasado.
“El personaje de ‘La Tarara’ es una loca o un travesti. Y, luego, le dejamos a Ribot que aportara su personalidad y su creatividad. Y él lo multiplicó por mil. Yo, por mi parte, veo a ‘La tarara’ no sé si como a un travesti o una mariquita: una señora que no encajaba. A veces, podía estar borracha en una cuneta. Pero es una fuerza de la naturaleza, contenida. Hablamos con Marc de sentimientos, de conceptos. Profundizamos en lo que escuchábamos, en la historia que contábamos. Y él nos lo devolvió y transmitió con su música”.
Membrives también destaca su versión a la guitarra de Sones de Asturias. “Es una jota, pero en las manos de Ribot suena a desierto americano. Cuando le dices de dónde viene, él ofrece su gran generosidad sin imponerse nunca al tema”. Las fuerzas atávicas vuelven a hacerse presentes en la conversación. “Las canciones, que han perdurado a lo largo de los siglos en algunos casos y que Federico las ha dejado tal cual, mandan. La historia manda”.
Un directo con guitarras eléctricas
Lo difícil ahora es ponerse de acuerdo con Ribot para llevarlo al directo. El neoyorquino tienen una apretada agenda mundial de conciertos con varios proyectos a la vez. Uno de ellos es Songs of resistance 1942-2018 (Anti, 2018), que aparece como reacción a la situación política en su país con colaboraciones como las de Tom Waits, Steve Earle o Meshell Ndegeocello. En mayo, pasó por Madrid en solo. Y, en julio, actuará en el maratón Bagatelles de su compatriota John Zorn con una treintena de músicos en el Festival de Jazz de San Sebastián.
Otra cosa son los programadores locales y el riesgo que quieran asumir por el dúo Membrives-Ribot. Por ello, para que estas versiones lorquianas tomen vida, la cantante ha decidido poner en marcha una Mariola Membrives Guitar Band. “El mismo Marc no podría reproducir todas las guitarras que ha grabado en cada canción. Lo que sí que vamos a hacer, con el objetivo de divertir más, es hacerlo con varias guitarras y un trombón, el de Vicent Pérez. ¡A montar follón!”.
Este formato se estrenó a principios de junio en el nuevo espacio barcelonés Utopia125. Y que se va alternando con las guitarras eléctricas de Javier Pedreira, Dani Pérez y Osvi Grecco, además del trombón de Pérez. La gira continúa por otros locales de Barcelona, la Nova Jazz Cava de Terrassa y el Ultramar de L’Escala.
El Federico García de Pep Tosar
Es una tentación preguntarle por su presencia escénica, ella que también es actriz, y las comparaciones con La Argentinita: ¡la Argentinita era mucha Argentinita! Fue Manuel de Falla, pero también Ignacio Sánchez Mejías, quien la escogió para Lorca por delante de la más conocida La niña de los peines. “La de la Argentinita era una voz que, en esa época, consideraban radical. Y hoy sería lírica ligera”.
Pero Membrives necesita, no obstante, una dramatización para sus interpretaciones. “Cada canción la siento como una historia. Es más, durante muchos años tuve pánico escénico. Si fuera solo una cantante, no podría. Tengo que meterme en un personaje. En cada espectáculo, añado cosas como en este caso las castañuelas. Pero, al margen de alguna proyección o elemento teatral, la actitud, la propuesta es la de un personaje. ¡Allí saco la sangre!”.
Le sirve, para ello, su trabajo sobre los escenarios que continúa con Federico García de Pep Tosar y Evelyn Arévalo. El éxito de esta obra documental y musical sobre la vida y obra del granadino universal, donde ella canta todas las canciones en diferentes idiomas y registros, le mantiene la tensión para sus aventuras futuras. “Y no puedes caerte, no puedes despistarte. Cuando se explica el paso de Lorca por la Residencia de Estudiantes de Madrid, esa canción tiene esa energía. Y, cuando la historia llega a Nueva York, tiene esa otra energía. Y tu voz es el personaje. Aunque directamente lo interprete el bailarín”.
Ante la buena acogida, incluso se ha tenido que buscar un elenco alternativo para asegurar todos los compromisos. Membrives también forma parte del FreeBach212, en que La Fura dels Baus y Divina Mysteria le sacan el polvo al compositor barroco en un espectáculo que vienen representando sin interrupción desde el verano de 2017.
La reina toro en gestación
Pero eso no le impide disponer de un proyecto de espectaáculo del que ella es la autora. Se trata de La reina toro, en el cual se adentra en el pasado familiar de su abuela y bisabuela durante la Guerra Civil a partir de textos de Max Aub (1903-1972) y José Bergamín (1895-1983). “En esta obra, pongo todo aquello que ellas no pudieron hablar. Es como una especie de misión para mí. Un día mi abuela me contó una cosa que le hicieron a mi bisabuela”. Membrives se emociona en estos momentos, pero continúa. “Me contó la abuela cosas que le pasaron a mi bisabuela. La metieron en la cárcel cuando se llevaron a mi bisabuelo, que era alcalde de su pueblo. ¿Y qué contaban? Que salió rapada, con un lazo rojo, pero que de eso no se habló más: ¿cómo que no se habló más? Cuéntame. Y no habló más”.
La idea le vino de una frase en un libro de Aub: “lo que tiene usted que contar es lo que pasaba en las cárceles de mujeres de su país”. A partir de allí y de unos textos taurinos de Bergamín, escribió la obra. “Y de eso ya hace tres años. La tengo totalmente estructurada, con baile y música original en directo, con vídeo. Ya hay una directora, Montse Bonet, y los músicos para los arreglos con el bailarín Miguel Ángel Serrano. Sólo falta que alguien apueste por la obra. Porque, si no, lo voy a tener que financiar yo. Siento que hay que hacerlo, hay que decirlo”.
Lo dice con esa convicción con la que, desde el Teatre Goya barcelonés, por la noche le cantará a Lorca como si fuera un último grito. Junto a Tosar, el guitarrista Rycardo Moreno, el percusionista David Domínguez y el bailaor José Maldonado. Y con el público de pie aplaudiendo a todo el equipo de Federico García.
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